El ser humano posee la tendencia al gregarismo. Es a través del convivio donde se comparte experiencias y a su vez nos encontramos frente al elemento comida. ¿Cuántos de nosotros, al momento de una fiesta dependiendo del mes, pensamos en un alimento en particular? En septiembre, unos ricos chiles en nogada; a finales de octubre y principios de noviembre, el famoso pan de muerto. No quedándose atrás el tan esperado diciembre con platillos que no se consumen durante el año, como bacalao y romeritos, por mencionar algunos.
Resulta que cuando llegan esos momentos y uno se encuentra en un plan de alimentación en el cual dichos alimentos por el momento se encuentran fuera, genera una sensación de exclusión y altos montos de frustración.
El elemento comida representa un lugar mítico de refugio y de seguridad que, a su vez, durante las fiestas juega la posibilidad de generar un puente de integrarse con la sociedad, con la familia, con el otro. Es decir, de establecer identificaciones.
El proceso de búsqueda de cambio se va resquebrajando, van emergiendo dudas sobre si el tiempo para llevar a cabo el plan de alimentación es el correcto o es óptimo poner una pausa en lo que se transitan las festividades.
Por lo tanto, nos encontramos en una lógica compleja donde hay una posibilidad de trabajar con nuestra tolerancia a la frustración a posicionarse de una forma distinta con los significados culturales, a reconocerse desde lo singular.
¿Existirá la posibilidad de pensar en alguna alternativa?
El espacio de Terapía de Apoyo posee la cualidad de dar lugar a apalabrar la dolencia que significa la diferencia. Da la oportunidad de crear nuevas formas de relacionarse tanto con la comida y con los otros en un momento donde es “esperado” vincularse por medio de comer lo mismo.
Asimismo, provee la posibilidad de dar cabida a resignificar por qué y para qué se inicia con un plan de alimentación permitiendo observar que esta vez uno decide distinto en pro de mejorar su estado de salud.
La propuesta girara entorno a ver la diferencia, cómo un lugar donde la convivencia consiste en la presencia, el diálogo, la escucha y la interacción con el otro, el notar la riqueza de los vínculos desde otra mirada.
Especialista
Abigaille Ortíz
Psicóloga
Psicoterapeuta interesada en acercarse a una comprensión del cómo los estados emocionales colorean la capacidad de sortear las complejidades de la vida. Por lo cual, se pretende que a través del uso de la palabra y escucha la posibilidad de ir descubriendo, nombrando y acomodando lo que hay dentro de cada psiquismo en aras de otorgar un sentido más hacia el cuidado propio y de los otros.