En este artículo se pretende señalar los aspectos centrales en los que la psicoterapia funciona como una herramienta en el tratamiento de la obesidad, debido a los factores emocionales que se encuentran íntimamente vinculados con la alimentación y que pueden identificarse en un espacio terapéutico para favorecer la pérdida de peso.
Si bien actualmente existe gran variedad de dietas milagro y tratamientos farmacológicos que ofrecen una pérdida rápida de la grasa corporal, se ha observado que solamente un cambio permanente en el estilo de vida garantiza una disminución de peso en forma permanente y sin rebotes. Esto implica modificar actitudes y hábitos que se encuentran profundamente arraigados en el carácter y forma de ser, por lo que es necesario que no se vea el sobrepeso como un problema aislado, sino como reflejo de toda una dinámica mental y emocional, que incluso puede ser desconocida para la propia persona.
Resulta esencial conocer los rasgos de personalidad, así como las actitudes, fantasías, temores y reacciones en torno a la comida, la alimentación, la imagen corporal, etc., que de ignorarse pudieran representar obstáculos significativos, al dificultar el compromiso y el cambio permanente.
De modo que la psicoterapia representa un apoyo fundamental para hacer un abordaje profundo de este problema, al proporcionar al paciente un espacio profesional y de confianza, para reflexionar acerca de los aspectos que han dado origen al sobrepeso, que contribuyen a mantenerlo y que generan una resistencia al cambio, a pesar del propósito consciente de la persona de perder peso, de cuidar de su salud y mejorar su apariencia.
Dentro de la génesis de la obesidad, podemos encontrar creencias o aprendizajes que determinan una predisposición a comer en forma poco saludable, a pesar de sentir inconformidad respecto a la propia figura. Por ejemplo, la publicidad a la que estamos expuestos constantemente, donde la comida chatarra se nos presenta como una opción muy atractiva en forma engañosa, llegándonos a convencer de que no existen consecuencias negativas de su consumo.
También podemos encontrar aspectos afectivos en el origen de la obesidad, pues es muy común dentro de nuestra cultura celebrar con banquetes, así como demostrar el afecto por medio de comidas como postres o golosinas, o bien que la convivencia social gire en torno a la abundancia de botanas y bebidas. Además es frecuente que se recurra a alimentos ricos en grasa o carbohidratos, como un mecanismo para aliviar estados emocionales dolorosos o displacenteros.
En este punto también es importante indagar en el significado profundo que cada persona otorga al alimento, como la asociación que se establece entre ciertas comidas con etapas específicas de la vida, o con sensaciones de amor y protección. Otras veces, la obesidad representa una forma de evitar la cercanía afectiva y la vida sexual; incluso pudiera ser una forma de autocastigo frente a sentimientos de culpabilidad cuyo origen es muy subjetivo y particular en cada caso. Las conflictivas subyacentes pueden ser muy variadas y complejas, con frecuencia la obesidad es consecuencia de un estado depresivo latente o de una baja autoestima; la psicoterapia brinda a la persona la posibilidad de verbalizar y procesar tales situaciones para conseguir un cambio.
Por otro lado, identificamos variables ambientales que contribuyen a establecer y mantener el sobrepeso. Muchas personas refieren al recordar su historia de desarrollo, que en su familia era muy mal visto dejar comida en el plato, sintiéndose obligados a consumirlo todo a pesar de sentirse satisfechos. Así como ciertos hábitos, como el sedentarismo, son reforzados por el entorno dificultando que se incorpore la actividad física como parte de la rutina diaria.
Al trabajar mediante la intervención terapéutica en los aspectos psicológicos que pudieran obstaculizar el apego a la dieta y contribuir a mantener el sobrepeso, no sólo se favorece el logro de los objetivos del paciente, sino que se promueve el autoconocimiento y un fortalecimiento interno, que ayudará a prevenir las recaídas e incidirá positivamente en la calidad de vida en general.
Escrito por: Rosa María Buendía
Con quince años de experiencia en psicoterapia, está interesada en aplicar el psicoanálisis para ayudar a los pacientes a conocerse mejor, a comprender sus emociones y a mejorar sus vínculos.