Un respiro, una pausa, una alternativa
11 de septiembre 2017
10 octubre, 2018 por
Un respiro, una pausa, una alternativa
Allan Hernández

Cuando nos proponemos algún tipo de meta en nuestra vida solemos plantearnos un camino en línea recta en el que cuesta trabajo pensar en su posibles curvas, cambios de ruta y bifurcaciones. ¿Qué sucede cuando en ese recorrido surgen imprevistos? ¿Qué pasa si las cosas no ocurren como las planeamos y se presentan complicaciones? ¿Qué hacer si después del impulso del primer arranque nos damos cuenta de que llevamos un lapso sin avanzar? La primera respuesta posible y sensata definitivamente sería perseverar. Sin embargo, en ocasiones la perseverancia puede tomar muchas formas sorprendentes e inesperadas

.El enemigo más grande ante las complicaciones, sin lugar a duda, es el enojo que se nos despierta con la frustración y su estrecha relación con el autoengaño. Son estos 2 grandes saboteadores los que con frecuencia nos llevan a abandonar nuestros sueños o dejarlos en el tintero sin mayor compromiso. Cada vez que nos damos cuenta de que las cosas son más complicadas de lo que imaginamos, que alcanzar nuestras metas nos va a tomar más tiempo y más esfuerzo de lo que suponíamos, se posa sobre nosotros un velo de malestar, desilusión y apatía, resulta difícil sacudírnoslo, resulta aún peor tratar de respirar a través de su espesura.

Estando sumidos en este estado muchas veces requerimos de un momento para nosotros mismos, un tiempo y un espacio para detenernos a respirar, recobrar el aliento, recuperar la calma, y volver a mirar con serenidad el panorama., voltear la vista atrás y observar el camino recorrido, las dificultades ya superadas, los esfuerzos requeridos. Recordarnos ¿Por qué fue que empezamos esta batalla? ¿Cuál es el sentido que tiene para nosotros todo este esfuerzo? ¿Cuál es su significado? Ya habiendo tomado tiempo para conectarnos con nosotros mismos en el presente, y pudiendo tomar en cuenta toda la riqueza del aprendizaje que nos puede dejar nuestro pasado, entonces se vuelve oportuno posar la mirada al frente, comparar lo recorrido con lo que falta, pensar si ya hemos agotado todas las posibilidades, si hay algo que no hayamos intentado hasta el momento, si ideamos algo nuevo, algo que nos haga falta probar, algo que pudiéramos hacer distinto.

El acompañamiento externo y la mirada comprensiva de alguien que nos ayude a visualizar nuestra situación desde otra posible perspectiva nunca está de más, siempre apunta a que pensemos juntos en cómo poder solucionar los retos que presenta nuestra vida. Especialmente cuando se trata de aquellos compañeros que han estado presentes desde el inicio de nuestro reto o nuestro camino, ellos son testigos de nuestra lucha, ellos pueden fungir como miradas que nos permitan observarnos a nosotros mismos. Si nos permitimos compartir nuestras dificultades con los demás, escuchar las de ellos, ver como hace cada uno, para resolver su vida, existe la posibilidad de que nos podamos enriquecer de todo lo que nos compartan y que nosotros también llenemos de aprendizaje a los demás.

Imagen de Odoo y bloque de texto


Escrito por: Allan J. Hernández Ceron

“Allan Hernández, psicólogo y psicoterapeuta, siempre interesado en la transmisión de la importancia que tienen las emociones y los pensamientos para llevar una vida saludable, tanto dentro como fuera de uno mismo. En VIME procura conjugar este deseo con la psicoterapia.”

Un respiro, una pausa, una alternativa
Allan Hernández 10 octubre, 2018
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