Hablar de trastornos de la alimentación, sobre todo cuando quien la padece es una persona cercana, remite de inmediato a la urgencia de solucionar el problema médico inminente, resolviendo todos los problemas que el organismo enfermo enfrenta: la desnutrición, las afectaciones en el sistema digestivo, obesidad etc.
¿Cuál es la causa de estas afecciones? No hay quien pueda responderlo con certeza, puesto que no existe una causa única y las circunstancias que las originan involucran elementos muy diversos: culturales, sociales, económicos, y biológicos. Además, actualmente se reconoce que el componente emocional juega un papel preponderante en toda esta trama. De ahí que el conocimiento aportado por los psicoterapeutas tenga tanto por ofrecer para la comprensión de dichos trastornos y, en cierto tipo de casos, para su tratamiento.
Las intervenciones más comunes se centran en aspectos médicos enfocados en los signos manifiestos, es decir, aquello que se ve. Podríamos decir que las intervenciones comunes en el tratamiento de estos trastornos se basan en una clínica de la mirada. Se busca eliminar los signos manifiestos y síntomas evidentes: equilibrar los nutrientes; regularizar la ingesta; recuperación de peso; que la piel retome su color y lozanía; sanar la irritación de mucosas internas –gastritis, colitis, etc-.
El psicoanálisis visualiza los trastornos de alimentación no como una adicción, sino como una a-dicción –sin dicho-.
Se trata de un dolor que el paciente no identifica, razón por la cual no puede decirlo, no puede hablarlo. Algo que no ha podido enfrentar o discernir, porque si bien le provoca sufrimiento, no logra comprenderlo.
Siendo que es algo que no puede decirse, por desconocerse, sólo se siente y por tanto su expresión se lleva a cabo a través de acciones, pues no puede expresarse con palabras o símbolos.
En contraposición a la clínica de la mirada, se plantea la clínica de la escucha de manera que la persona afectada pueda poner en palabras lo que le aqueja, en lugar de manifestarlo a través de acciones “…y posibilitar así el pasaje de una boca forzada a comer o a restringirse, a una boca urgida a poner en palabras el sufrimiento del sujeto”.
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