La comida como autoterapia mortífera
21 julio, 2023 por
L.P. Mariana Álvarez
La comida es una necesidad; una prioridad para sobrevivir. Es el placer, el deleite, el disfrute que calma el alma. Comer y quedar saciados es una verdadera satisfacción y gratificación, a su vez es un verdadero privilegio para muchos de nosotros tener un plato de comida. Inclusive es ese agradecimiento por tenerlo, encendiendo la llama de nuestra vida. 

Todos hemos escuchado del plato del buen comer y muchos de nosotros sabemos que es una guía para nosotros de manera nutricional, sin embargo, cada persona lo llena con diversos alimentos y más que hablar de lo que contiene, si empezamos a profundizar, cada platillo que degustamos es un depósito que simboliza un concentrado de nuestra felicidad. En él expresamos nuestros propios referentes culturales, sociales, llenos de vivencias, emociones y sensaciones. 

Ese plato primeramente es una imagen, ya que los buenos platillos se degustan antes de sentarse a la mesa, empezándolos a saborear cuando iniciamos a imaginarla o inclusive al momento de apalabrarla; "¡mmm, se me antoja una hamburguesa suculenta y jugosa, con queso derretido y un rico tocino bien crujiente!" Imagino que a muchos de ustedes, queridos lectores, se les hizo agua la boca ya que es justo de lo que quiero hablarles, del hecho a cómo la comida termina siendo un detonador para cada uno de nosotros. 

La comida, por ende, es una descarga de todo este contenido y para muchos de nosotros pudiera ser una herramienta autoterapéutica al tener esta función catalizadora de goce, sin embargo, en otros casos, podemos entrar en un círculo autodestructivo y a empujarnos a sólo recibir gratificación del exterior (comida), cayendo en el exceso de ciertos alimentos. 

Esta tendencia humana autodestructiva genera una sensación de dependencia hacia la comida, llegando a sentir angustia por la sensación de ser absorbidos y devorados por el deseo constante de recurrir a la comida como gratificación y elaboramos intentos exhaustivos por ir ocultando el secreto de malestar, que se termina expresando al caer en la voracidad. 

Este secreto guardado pero que a su vez es un secreto a voces, es un llamado e intento del cuerpo para alejar el displacer o de ciertos malestares inexorables de la propia existencia humana; distanciándonos de la terapéutica-sanadora de ese goce alimenticio y cayendo en una autoterapia mortífera de dependencia con la comida. Así, termina siendo una forma de agredirnos con sensaciones y emociones displacenteras como la culpa, frustración, impotencia, tristeza, decepción, entre otras.

Por eso mismo, los invito a reflexionar si la comida es un detonador de sensaciones y emociones. ¿Cómo deciden cuál será el camino para alcanzar dicho goce? ¿Hacia el cuidado y la gratificación? ¿O como un detonador que nos conduce a nuestra propia autodestrucción?
L.P. Mariana Álvarez 21 julio, 2023
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