Durante la pandemia hemos tenido múltiples cambios en la forma en la que vemos el mundo y convivimos con nuestra realidad. Una de ellas es la forma en la cual salimos de casa, la forma en la que convivimos con otras personas para ello es necesario contar con ciertos protocolos para no contagiarnos ni contagiar a otras personas.
La principal manera de mantenernos a salvo y a otros es el uso de cubrebocas.
Podríamos reflexionar acerca de la forma en la cual portamos este objeto y porque vemos que a veces es complicado mantener el uso correcto del cubrebocas.
En mi experiencia personal al principio fue algo que se me hizo sumamente incómodo por la responsabilidad que llevaba usar el cubrebocas en todo momento. Después, distinguiendo la gravedad de lo que acontecía en el mundo, comencé a tener miedo y se convirtió en una relación un poco ambivalente, por un lado me molestaba usar el cubrebocas porque era algo nuevo y representaba un cambio, pero cuando veía que alguien no portaba el cubrebocas o yo tenía que salir y se me olvidaba, distinguía cierta sensación de miedo y ansiedad.
Comencé a sentir una relación de necesidad por usar el cubrebocas y no nada más uno sino dos al mismo tiempo y que también cuando no lo sentía cerca tenía un poco de miedo. A lo largo de este tiempo he distinguido que había dos tipos de miedo, contagiarme, pasarla mal y que mi vida estuviera en peligro, y por otro lado, sentía una cierta sensación de culpa si es que yo podía contagiar a alguien más. Poner la vida de algún familiar o algún ser querido en riesgo era algo que no me podía permitir. También distinguí que si alguien no portaba cubrebocas se despertaban muchas ideas, desde enojo una sensación de juicio hacia que estaba enfrente y también pensaba en el grado de imprudencia de las personas, algunos momentos sentía tristeza por la indiferencia hacia los demás o ellos mismos (desde mi propia visión).
Conforme fue avanzando la pandemia en muchos momentos estas sensaciones dejaron de sentirse con la misma intensidad, en algunos momentos ya no le prestaba atención a no portar el cubrebocas y se me hacía algo que de pronto era exagerado. Me quejaba por la sensación de comezón, sentía que me daba mucho calor o qué a veces no me permitía respirar. En algún momento distinguí que lo comencé sentir menos necesario, empecé a reflexionar y me di cuenta que era justo cuando estaba más en riesgo.
Estos cambios tan bruscos en el mundo, una parte de mi los distingue y otra parte se resiste al cambio y a dimensionar lo que estaba sucediendo. El riesgo no solamente está en decidir usar o no el cubrebocas, si no estaba en riesgo por la responsabilidad de mis propias decisiones. Esto se hizo un poco más claro cuando un familiar se enfermó. En ese momento algo dentro de mí empezó a reflexionar acerca de las formas en las que podríamos prevenir un poco más el estar sanos, seguros y que en algunos momentos habrá cosas que no podremos impedir pero sumando un poquito de nuestra parte quizás habrá cosas que se pueden evitar. Me puse reflexionar al ver a mi familiar enfermo como algo tan pequeñito y tan simple puede marcar diferencia. También pensé como un objeto al cual había sentido tanto enojo rechazo en algunos momentos necesidad y dependencia podía marcar tanta diferencia y en algunos otros momentos ha salvado tantas vidas.
Efectivamente estoy hablando no solo del cubre bocas, sino también de todas esas decisiones de cambio de hábitos, el uso que le damos, la visión que tenemos acerca de esto y como día a día cambia hasta el momento en la que forma parte de nuestra vida diaria. Quizás como posibilidad podemos pensar que la adquisición de hábitos desde algo tan simple como el uso de un cubrebocas hasta la forma de alimentarse atraviesa por múltiples sensaciones y cambios de ideas de sensaciones y emociones sin embargo es de suma importancia tener presente la ambivalencia de estas emociones y a la vez la posibilidad de pensar en qué algo que en algún momento molesto tanto ahora es digno de sentir agradecimiento por poderlo tener.
La adquisición de hábitos no es sencilla para nadie quizás esta pandemia nos lo está haciendo saber sin embargo sí reflexionamos en las pequeñeces de la vida y de lo que nos ofrece esta pandemia alguna forma podremos agradecer un poco más sin embargo también podremos aprender a convivir con ello.
Especialista
Rogelio Germán
Psicólogo
Psicoterapeuta con orientación psicoanalítica, tiene el objetivo de proponer una forma de trabajo donde las personas puedan generar un contacto con su parte inconsciente y logren conocerse más, para generar un cambio en su forma de relacionarse con ellos mismos, con su entorno y responsabilizarse de sus emociones.