La motivación es aquel motor que activa y orienta nuestra forma de actuar y constantemente nos preguntamos cómo es qué podemos avivarla o nos cuestionamos qué es lo que pasa en ciertos momentos de nuestra vida que esa autodeterminación se agota o desaparece aparentemente y se refleja en pensamientos como: “¿Para qué estoy haciendo esto? “No tiene sentido que lo siga intentando… “. Para lograr re-dirigir esa energía nuevamente a acciones concretas quizás te ayude reconocer qué y cómo te impulsas. Te invito a descubrir tu tendencia de motivación.
Por un lado, tenemos aquellos que se dirigen por motivaciones externas, “haz a y obtendrás b” son externas a la persona, puede venir principalmente de otras personas, es decir de familia, de jefes o amigos. Hay motivaciones por recompensas o premios, aquí podemos encontrar el recibir un bono en el trabajo, tener una promoción o un reconocimiento frente de los compañeros, trofeos, diplomas, elogios o halagos, aprobación social y del otro extremo motivaciones por penalizaciones o castigos, aquí encontramos el huir de estímulos o consecuencias negativas, por ejemplo, hacer algo para que no haya una llamada de atención.
Cabe mencionar que la motivación externa puede agotarse con facilidad y puede resultar cada vez más complejo ir buscando estímulos motivantes externos de forma continua.
Por otro lado, hay quienes se dirigen con ayuda de motivaciones internas o intrínsecas: son auto motivados, es decir, se origina al interior de la misma persona y es independiente a premios o castigos, y se decide hacer algo simplemente porque se considera oportuno, benéfico para él mismo u otros, también se hace algo por resultar placentero. Nace de deseos muy íntimos y personales, es por ello que son diferentes en cada uno de nosotros. Ejemplo de ello puede ser el deseo de fomentar el amor propio mediante la meditación, buscar satisfacción personal en un cambio laboral, sensación de autonomía y fortaleza interna al tener responsabilidades superiores en casa o en la oficina, satisfacción al ampliar conocimientos o dominar algo al ingresar a un nuevo diplomado o grado académico.
Es importante saber que tanto la motivación interna como la motivación externa se relacionan todo el tiempo, no son independientes. Si se logra combinarlas para la búsqueda de un objetivo, es mucho más probable lograr ser constantes en el camino a una meta. Un excelente ejemplo es el ejercicio: al practicar ejercicio regular se obtendrá la satisfacción de verse de cierta manera frente al espejo o quizás reciba halagos por ello, pero si se le suma que hay una sensación de diversión durante la actividad, alimenta una sana competencia, se sacia la necesidad de tener un tiempo personal; es mucho más probable que esa acción se convierta en algo habitual y no solo sea algo transitorio.
especialista
Griselda Camacho
Psicóloga
Licenciada en Psicóloga con experiencia clínica. Impulsora de la toma de conciencia. Busca a profundidad la relación entre las emociones y las tendencias de autocuidado o descuido hacia uno mismo, contemplando los hábitos de alimentación.