El tiempo en ocasiones juega en nuestra contra. Resulta muy frustrante ver llegar un cumpleaños más, o que se acercan aquellos estudios médicos para los cuales deseábamos tener un buen resultado, o incluso ver que se acerca el verano y que aquellos kilos que nos prometimos perder en momentos anteriores, en realidad se están multiplicando y afectando nuestra salud tanto física como emocional.

Una explicación acerca del porque no atendemos el propio deseo de perder peso, la podemos encontrar en el fenómeno de procrastinación. De manera poética se puede decir que la procrastinación es el ladrón del tiempo y de los deseos cumplidos, o en sentido estricto, es el hábito de aplazar todas aquellas actividades que deben atenderse sustituyéndolas por actividades placenteras y agradables (González y Nahoul 2009). Acciones como comer de manera saludable, vitaminarnos, hacer ejercicio, acudir a consulta o incluso hacernos una química sanguínea, son actividades que fácilmente se ven postergadas, eligiendo invertir nuestro esfuerzo en decisiones que nos alejan de aquella anhelada meta.


¿Qué experimenta la persona que procrastina?  

Erróneamente se ve a la persona que procrastina como una persona “floja”, que en realidad no desea tomar acción, sin embargo, doctores en psicoanálisis han realizado investigaciones para explicar los sentimientos y pensamientos que limitan a la persona a tomar acción, encontrando que hay un profundo temor a no ser capaz de alcanzar las expectativas personales.

Resultado de este temor, se experimentan una serie de pensamientos de carácter pesimista. Nuestra atención se centra en las pocas horas que quedan después de realizar nuestras tareas y pendientes, en lo costoso que puede llegar a ser comer saludable o incluso se puede llegar a pensar que es una cuestión de nuestro propio cuerpo el cual no tiene la capacidad de perder peso, mientras emocionalmente se siembran sentimientos como disgusto, frustración y tristeza.

Sin notarlo la persona pierde de vista que es su propio temor lo que la mantiene paralizada.  


¿Cómo dejar de procrastinar?

Hacer la procrastinación a un lado requiere de un esfuerzo personal para localizar el propio temor a fracasar y comenzar a tomar acciones que nos ayuden a alcanzar nuestros objetivos. 

Te comparto 3 consejos que pueden apoyarte en este proceso:

1. Inicia hoy con un cambio pequeño

No importa qué tan pequeño sea esta acción de arranque, eso honra tu esfuerzo sumando cada vez más acciones que te acerquen a tu meta.

2. Acompáñate de personas durante este proceso

Acércate a un especialista, intégrate a una comunidad, busca historias de personas que ya han logrado perder peso.

3. Recuerda que el verdadero fracaso es no hacer nada

Fracasar es un temor constante, sin embargo, cometer errores es parte de cualquier proceso de aprendizaje. Adquirir nuevos hábitos implica reaprender y fallar, es totalmente natural.

Si has llegado hasta este punto del artículo es porque seguramente ha iniciado en ti un proceso de reflexión importante, te invito a cuestionar tu propio temor a fracasar y comenzar a tomar acción.