“Si quieres cambiar al mundo cámbiate a ti mismo.”
Mahatma Gandhí (1869 – 1948) Político y Pensador Indio.
“Al fin y al cabo, somos lo que hacemos para cambiar lo que somos.”
Eduardo Galeano (1940 – 2015) Escritor y Periodista Uruguayo.
“Todos piensan en cambiar el mundo, pero nadie piensa en cambiarse a sí mismo.”
Alexei Tolstoi (1882 – 1945) Novelista Soviético.
Entrar en un tratamiento para atender la salud de uno mismo puede parecer algo prioritario para cualquier persona, sin embargo cuando observamos la frecuencia con la que los seres humanos podemos llenarnos de molestias y achaques, y cómo los volvemos nuestros fieles compañeros de todos los días, entonces nos vamos para atrás y caemos en la cuenta de que en realidad la salud de uno mismo es algo que solemos postergar con suma facilidad. Una de las formas por excelencia de no mirar lo propio es precisamente abocarnos a resolver la vida, los problemas y la existencia de los demás, muchas veces con el argumento de que nos importan más que nosotros mismos, pero ¿realmente es así? ¿Cómo saber si no se trata de un truco o una triquiñuela para no afrontar nuestra propia realidad y nuestra circunstancia de vida? ¿Cómo saber si no nos encontramos viviendo a la sombra de los mitos, prejuicios e incomprensiones que hemos fabricado sobre nosotros mismos?
Es por eso que a continuación te invitamos a reflexionar 5 argumentos para volvernos nosotros mismos un agente de cambio, alguien que atendiéndose a si mismo pueda generar una diferencia y termine por redituar en el bienestar de los demás:
Muchas veces el primer impedimento para empezar a resolver los problemas propios tiene que ver con el temor a la reacción que tengan las personas que nos rodean cuando se enteren o les comuniquemos nuestras decisiones.
1.-Tememos al rechazo de los otros en lugar de pensar en considerarnos un ejemplo para ellos. ¿Qué van a decirme cuando se enteren de que estoy yendo al psicólogo, o cuando sepan que otra vez me puse a dieta? Nos llenamos la cabeza de los enjuiciamientos que imaginamos aún antes de vivirlos en la realidad, muchas veces al atrevernos a dar el paso terminamos con la sorpresa de que la gente no siempre reacciona como lo suponíamos, en ocasiones incluso nos sorprende su opinión y terminarnos por reconocer que esas ideas catastróficas en realidad provenían de nosotros mismo. Tomamos a los demás por portavoz de nuestros propios miedos y de nuestras opiniones.
2.-Todo aquello construido con dedicación y esfuerzo rinde frutos, deja huella, tiene el sustento de la realidad y de nuestro sudor, no solo de nuestros sueños y anhelos. En ocasiones nos quejamos de intentar y volver a intentar cambios sin conseguir los resultados que esperamos pero ¿Cuándo nos detenemos a observar con detenimiento si verdaderamente estamos realizando todo el trabajo que se requiere para obtener aquello que anhelamos? Quizá nuestro esfuerzo tiene una parte de verdad pero aún estamos lejos de todo lo que se requiere hacer para cambiar aquello que no nos gusta de nuestra vida.
3.-La mejor forma de inspirar al otro es hacerme cargo de mi mismo. Y no se trata de una situación de soberbia o de egocentrismo sino simplemente de congruencia e integridad. ¿Cuántas veces tratamos de convencer al otro a que cambie aquello que le hace daño y olvidamos al mismo tiempo que nosotros también tenemos cosas en que trabajar? Nos arrancamos los cabellos de la cabeza y caemos en impotencia y desesperación por no poder abrirle los ojos a esa persona, sin embargo no nos percatamos de nuestra propia ceguera. Se trata posiblemente de energía que estamos dedicando a quien no quiere moverse, mientras nosotros nos quedamos sin la fuerza para movernos a nosotros mismos. ¿Acaso no sería más fácil agarrar velocidad propia y terminar arrastrando a otros con el impulso de nuestro ejemplo?
4.-Qué mejor forma de interesar al otro por una vida mejor si no es despertándole curiosidad por el cambio y por el bienestar. Cuantas veces no observamos en nuestro día a día a personas que consiguen, viven y disfrutan de algo que nosotros deseamos. Y si la envidia no nos gana la batalla, entonces se nos abre la posibilidad de preguntarnos ¿qué hace él o ella para tener la realidad que tiene? Del mismo modo, en la medida en que nosotros conseguimos concretar aquellos cambios que tanto anhelamos, en esa misma medida damos oportunidad a los que nos rodean para inspirarse con nuestro ejemplo, llenarse de esperanza y confiar en la posibilidad de una vida con un mayor bienestar.
5.-Vencer mis propios mitos y relatos me permite ofrecerme algo nuevo en otros aspectos de mi vida. Una vez que uno deja atrás las viejas historias de víctimas, culpables y autoengaños, se nos abre la posibilidad de asumir la responsabilidad sobre todo aquello bueno o malo que ocurre en nuestras vidas. Y si bien nadie escapa a una pizca de fortuna o infortunio diario, la mayor parte de la forma en que vivimos nuestro día a día y lo que hacemos con las horas de la vida recaen en nuestras propias manos. Dejando a un lado el bienestar que puede representar nuestro esfuerzo como ejemplo para la vida de los demás, ¿acaso no es válido sentir la curiosidad de aquellas cosas nuevas que podríamos traer a nuestras vidas? ¿Nos gustaría vivir otras historias? ¿Nuevas posibilidades? ¿Qué estamos haciendo para ello?
Estos son solo algunos argumentos pensados en voz alta, que si carecen de sentido para el lector pueden ser fácilmente olvidados, sin embargo si alguno de ellos logra hacer un eco en nuestra mente y en nuestras emociones, entonces quizá hayamos encontrado un viejo tesoro enterrado en la arena. Un cofre cuyo contenido no es otro sino un poquito más de conocimiento sobre mí mismo, quien soy, cómo soy, en qué cosas llego a mentirme, y con qué cosas puedo hablarme a mi mismo de forma sensata. Cambiarme a mí no es cambiar al mundo, es solo hacerme responsable de mi propia persona, y quizá, con un poco de suerte, es tener la oportunidad de inspirar al otro a hacer lo propio.
Escrito por: Allan J. Hernández Ceron
“Allan Hernández, psicólogo y psicoterapeuta, siempre interesado en la transmisión de la importancia que tienen las emociones y los pensamientos para llevar una vida saludable, tanto dentro como fuera de uno mismo. En VIME procura conjugar este deseo con la psicoterapia.”