La gran mayoría de la población entre 25-55 años sufre de dolores de espalda y estos llegan a perjudicar las actividades de la vida diaria. En el mejor de los casos, los dolores de espalda suelen durar de 2-3 días y se resuelven por si solos, aunque también su duración en otras situaciones llega a ser de hasta 4-5 meses. La verdad es que esto llega a ser alarmante y hasta depresivo para ciertos pacientes, convirtiéndose en un dolor crónico llamado lumbalgia.
Te tengo una buena noticia y es que existen estudios que demuestran que la mayoría de los dolores de espalda se resuelven paulatinamente o dependiendo las técnicas y tratamientos que utilizamos.
El dolor en espalda, en algunos casos, llega a ser benigno y es difícil encontrar una causa concreta y verídica. En los casos graves se debe a enfermedades óseas, fracturas y/o traumatismos, es decir, que las pruebas de imagen tienen que ser con antecedentes importantes y valoradas por profesionales del área y/o especialidad.
Cuando tenemos un dolor de espalda incierto y sin una causa grave, el reposo absoluto no sería la mejor decisión y está indicado en pocas ocasiones. Lo ideal sería modificar ciertas actividades de tu día a día, pero por un periodo corto de tiempo, con el fin de retomarlas normalmente en una mínima de días.
Un dato científico y verídico es que no existe relación con la modificación de postura para prevenir el dolor, es decir, que corregir la postura no evitará a largo plazo que te duela la espalda. Recordemos que las mejores posturas son las que nos permiten el movimiento con el menor desgaste físico posible.
Ante el dolor, el realizar ejercicio, moverse, agacharse y cargar peso es una práctica segura. Aún no existen ejercicios específicos que podamos prescribir y quiten por completo el dolor y en general que el ejercicio sea específico o in-específico es solo una alternativa más que tiene impacto a un mediano-largo plazo. En realidad, si nos movemos es para generar otras variantes importantes como la confianza y seguridad ante nuestro propio cuerpo, ya que activar el tejido es meramente una consecuencia ante el movimiento. Lo ideal sería consultar con tu fisioterapeuta las posibles causas y tener una exploración más profunda sobre tu dolor, así como moverte y empezar a realizar las actividades que antes o en su caso, no puedas realizar paulatinamente, así como proporcionar estudios si es que el profesional lo decide así.
Por último, recuerda que el dolor físico puede ser multifactorial, por eso es importante apoyarte de tus especialistas en cualquier duda o situación, con el fin brindarte una atención adecuada para tu caso y así poder generar un diagnostico que nos permita iniciar con la terapéutica ideal para tu condición.
Especialista
Paula Palacios
Fisioterapeuta
Fisioterapeuta egresada de la Universidad Tecnológica de México. Cuenta con certificación en Dosificación del Ejercicio Terapéutico. Busca mejorar y motivar la calidad de vida de las personas por medio de la actividad física y el ejercicio brindándoles las herramientas necesarias y comprometida con el trabajo dentro y fuera de VIME.