El ejercicio físico es un desgaste energético que representa una forma de estrés tanto a nivel físico como emocional, pero que tiene como objetivo mejorar alguna capacidad, habilidad o destreza. Para esto se debe llevar a cabo una prescripción del ejercicio, el cual es un proceso en donde se conjugan todas las cualidades de este tipo de esfuerzo como lo son la duración, la frecuencia, la intensidad y el volumen (solo por mencionar algunos). 

Para poder comprender de mejor manera cómo es que se realiza un ejercicio con el que se pueda lograr dicho objetivo(s) y además evites lastimarte en el intento, es necesario tomar en cuenta algunos conceptos básicos de este. Es por esto que el objetivo del siguiente escrito es ilustrar uno de los conceptos más importantes de la prescripción del ejercicio, como los puedes utilizar a la hora de hacer ejercicio e incluso como lo puedes medir. En esta ocasión me refiero al esfuerzo.

Para que se logre conseguir esta mejora es indispensable realizar un esfuerzo, el cual va a representar la calidad del ejercicio que se realiza. Para poner un ejemplo: estás en la parada del camión esperando el transporte, en ese momento un automóvil que obstruye la visión del chofer y no nota que te encuentras esperando, por lo que se pasa por unos metros la parada y para evitar que llegues tarde a tu cita persigues el camión para poder abordarlo.

Si pudiste imaginar esta situación, seguramente imaginaste el cansancio que te produjo al intentar alcanzar el camión, la falta de aire, la sudoración e incluso el dolor de piernas que puedo causar. Si bien hubieras correteado tu objetivo por algunos minutos solamente, se siente un esfuerzo como si hubieras hecho ejercicio por un tiempo más largo. Y es justo aquí donde entra el esfuerzo y como este es percibido.

Se podría decir que el esfuerzo es el valor que tiene ese ejercicio que realizas y dependiendo del objetivo del ejercicio, se va a requerir de mayor o menor esfuerzo. Sin embargo, muchas veces puede ser difícil o confuso desarrollar este ejercicio con la cantidad de esfuerzo solicitada y cayendo en algunos errores comunes de la práctica de ejercicio como puede ser el decir que “más es mejor”, “caminar mucho cuenta como ejercicio”, etcétera.

Para evitar caer en errores, mitos o incertidumbre para con el ejercicio, te brindamos una herramienta que es bastante útil, precisa y válida para poder darle un número a tu esfuerzo. Y que a su vez podemos utilizar para que el ejercicio sea muchísimo mejor para cumplir tu objetivo.

Esta herramienta es muy sencilla de utilizar y se puede aplicar en cualquier tipo de ejercicio tanto en deportes de alto rendimiento como en procesos ejercicio terapéutico enfocados a la rehabilitación. Me refiero a la escala de esfuerzo percibido o también conocida como "escala de Borg".

Esta es una escala subjetiva que se apoya principalmente en todo el aparato sensorial de la persona y busca darle un número dentro de una escala del 0 al 10 (en este caso) al esfuerzo que puedes percibir a la hora de hacer ejercicio. Para que esta escala sea aplicada correctamente es necesario que la persona sea lo más honesta posible con las sensaciones que le produce el ejercicio sin exagerar la cantidad del trabajo realizado y tampoco sin subestimar su mismo esfuerzo. Mientras que la graduación de la escala ubicaría al esfuerzo muy duro o máximo en la escala 10, mientras que a actividades de muy bajo esfuerzo y apenas perceptible se le coloca en escala 1.

Como puedes notar esta escala trabaja de la mano de lo que sientes y percibes, lo cual complementa tu ejercicio al diferenciar tanto tus sensaciones corporales como el calor, la calidad del movimiento incluso el dolor, así como también si el ejercicio que realizas te gusta o no tanto es de tu agrado.

Y ahora que ya conoces la escala de percepción del esfuerzo, solo queda acordar con tu fisioterapeuta en qué escala se va a trabajar en base a tu percepción y desde luego a tus gustos.