Hoy hablaremos a cerca de cómo las contracturas no son lo que nos han contado que son. Una contractura la definimos como un acortamiento permanente de una unidad músculo tendinosa que ocurre cuando el tejido blando pierde elasticidad y no puede estirarse, ya sea por permanecer quieto.

Pero, ¿por qué hay dolor? Cuando se realiza ejercicio exhaustivo o posturas prolongadas, se acumulan sustancias que generan inflamación. Esto es normal. Son concentraciones que van a sensibilizar a los músculos, que pueden enviar información y que pueden ser procesados como posible peligro.

Los nudos que sentimos en nuestro cuerpo son simplemente las propias irregularidades de nuestros tejidos. Los masajes que se realizan para “descontracturarnos” o “quitarnos los nudos” en realidad no están haciendo esa función, simplemente se está interactuando con el sistema nervioso y así quizás se va modulando tu sensibilidad haciendo que disminuya o aumente el dolor.

Cuando una persona cree que tiene una “contractura”, su tendencia es asociarlo a un “nudo o músculo acortado, tenso, rígido que no le permite moverse con libertad y le genera dolor”, esto es una función protectora. Como mecanismo de defensa de cada individuo ante una situación de peligro.

Lo que podemos hacer en estos casos es entender que todo es un proceso natural de nuestro cuerpo y es importante que este proceso sea lleve a cabo de manera natural. Es necesario regular la carga (volumen, intensidad) del entrenamiento. El dolor es una señal de alarma que te avisará si es necesario disminuir una carga en caso de NO estar preparado para un entrenamiento.

Un buen descanso nos ayuda a que estos procesos dentro del musculo se den mejor, en el sentido de la regeneración, aliviando el malestar y mejorando las propiedades del musculo.

Se ha visto que en personas con dolor de espalda crónico pueden generar un comportamiento de evitación al movimiento, generando sensaciones de miedo para cualquier tipo de actividad y con ello limitando a las personas. Por eso es tan necesaria la educación, el comprender que esa estructura no tiene por qué estar empeorando cuanto más duele.

Es hora del cambio y con ello debemos dejar de atribuir esos dolores de espalda, cuello, etcétera, y dejar de utilizar el término erróneo de “contractura”.  Es importante entender que nuestro cerebro por medio de impulsos eléctricos, puede interpretar estos estímulos como algo malo y provocar que sintamos dolor, esto únicamente  cuando hay un peligro real o un daño en el tejido,

Recuerda que en el músculo no se forman nudos, no se forman pelotas ni nada parecido, todo va relacionado con la textura principalmente de cada uno de los tejidos del cuerpo.

Mi recomendación es que dejemos de lado el término “contractura” y comencemos a darle el nombre de  “dolor muscular”. Definitivamente será complicado cambiar las creencias e incluso los conceptos previos que se tienen acerca de las contracturas musculares, sin embargo, es importante saber que la ciencia y sus conceptos están en un constante cambio. Te invito a que en conjunto con tu fisioterapeuta lo puedas abordar a profundidad y te pueda explicar acerca de las últimas actualizaciones.