Hasta no hace muchos años o inclusive durante la actualidad algunas mujeres consideran las pérdidas de orina como parte del envejecimiento o como un precio que se debe de pagar por haber tenido hijos, lo que implicaba no poder realizar ejercicios o inclusive otras actividades de la vida cotidiana. Hoy por hoy existen una gran cantidad de hospitales públicos que ofrecen programas de rehabilitación mediante ejercicios físicos cuyos resultados son alentadores: dos de cada tres mujeres que padecen incontinencia urinaria de esfuerzo, describiendo esta como aquella que se manifiesta al estornudar, reír, saltar o cargar o levantar algún objeto pesado, mejora considerablemente con la rehabilitación. A partir de los 40 años más del 15% de las mujeres padece esta patología, que podemos decir se presenta principalmente debido a la debilidad de los músculos del suelo pélvico, pero a todo lo antes mencionado, ¿que son estos músculos?
Como definición el suelo pélvico es un conjunto de músculos y ligamentos anti gravitatorios que se encuentran en la base de la pelvis. Se incluye dentro del sistema core, los músculos profundos que forman las paredes que “encierran” nuestro tronco: el abdomen, el diafragma, los oblicuos, la musculatura lumbar y el suelo pélvico. Así pues, es el responsable de controlar la continencia urinaria y anal. Se trata de un juego de presiones, cierres y aperturas, todo en conjunto nos permitirá retener o evacuar la orina y el contenido fecal, según consideremos oportuno. Por lo tanto, son músculos de contracción voluntaria.
Un suelo pélvico debilitado puede provocar:
➜ Incontinencia urinaria, leve o abundante.
➜ Prolapsos: caída de los órganos intraabdominales
➜ Dolor lumbar
➜ Disfunciones sexuales: no sentir orgasmos o sufrir dolor en las relaciones.
Veámoslo entonces de la siguiente forma: si nuestros músculos pélvicos se encuentran débiles pasa algo similar a lo que ocurre lo mismo con lo elástico, que, si se distiende demasiado o es sometido a un gran sobreesfuerzo, no vuelve a su situación normal. Con esta comparación, se logra explicar cómo los músculos del suelo pélvico pierden su capacidad de controlar los esfínteres y es aquí donde tenemos las fugas involuntarias de orina. Los factores de riesgo son los partos, la obesidad, la edad, pero sobre todo la poca conciencia que tenemos sobre esa musculatura.
Especialista
Alejandra Cazares
Fisioterapeuta
Fisioterapeuta por la Universidad Tecnológica de México. Cuenta con una Certificación en diseño de programas de entrenamiento en paciente con enfermedad cardiovascular. Considera que la motivación es lo que pone en marcha y el hábito es lo que mantiene el movimiento