Obesidad: “¿Falta de fuerza de voluntad?”
28 marzo, 2025 por
L.N. Brenda Martínez
Cuando hablamos de obesidad, muchas personas creen que superar esta condición es simplemente una cuestión de "ponerle ganas" o tener más fuerza de voluntad. Sin embargo, la ciencia nos muestra que la obesidad es mucho más compleja. Se trata de un problema de salud que involucra no solo hábitos alimenticios, sino también procesos metabólicos, neurológicos, hormonales y genéticos.


La obesidad y el cerebro:
Estudios recientes, como el realizado por Saeed S, Bonnefond A y Froguel P (2024), han demostrado que el cerebro juega un papel crucial en la obesidad. Este trabajo explora cómo diferentes áreas del cerebro, especialmente el hipotálamo, están involucradas en el control del apetito, la regulación del peso corporal y la respuesta a los alimentos.

El cerebro recibe señales de las hormonas relacionadas con el hambre y la saciedad, como la leptina (que disminuye el apetito) y la grelina (que lo estimula). En personas con obesidad estas señales pueden no funcionar correctamente. Por ejemplo, aunque haya niveles altos de leptina (una condición conocida como "resistencia a la leptina"), el cerebro no la interpreta bien, lo que lleva a comer más de lo necesario.

Además, el sistema de recompensa del cerebro también juega un papel importante. Los alimentos ricos en azúcares y grasas activan circuitos de placer que nos hacen desear más, similar a lo que ocurre con sustancias adictivas. Este proceso no depende únicamente de la fuerza de voluntad, sino de una predisposición influenciada por la reacción neuroendocrina.


Factores metabólicos y hormonales:
La obesidad no se reduce a "calorías que entran y calorías que salen". Los cambios metabólicos, como una tasa metabólica basal más lenta, pueden dificultar la pérdida de peso. Por otro lado, desequilibrios hormonales (como la resistencia a la insulina, el hipotiroidismo o el síndrome de ovario poliquístico) pueden contribuir al aumento de peso y dificultar su control.

El estrés crónico también influye, ya que aumenta los niveles de cortisol, una hormona que puede promover el almacenamiento de grasa, especialmente en el área abdominal. Estos procesos están fuera del control consciente de la persona, lo que demuestra que no es solo cuestión de "querer hacerlo".


La genética:
Otro factor clave es la genética. Algunas personas tienen variantes genéticas que afectan cómo su cuerpo almacena grasa, procesa los alimentos o regula el hambre. Esto explica por qué algunas personas tienen mayor facilidad para ganar peso, incluso siguiendo un estilo de vida similar al de quienes no tienen obesidad.


La importancia de un enfoque interdisciplinario:
Dado que la obesidad es una condición multifactorial, su manejo debe ir más allá de la fuerza de voluntad y las dietas restrictivas. Un enfoque integral incluye la colaboración de diferentes especialistas: Médico especializado en obesidad , nutrióloga, fisioterapeuta, psicólogo, entre otros dependiendo al caso.

La obesidad no es una falta de fuerza de voluntad; es una enfermedad compleja que involucra al cuerpo y la mente. Pensar que todo depende de "esforzarse más" puede ser frustrante y poco realista. En cambio, abordar la obesidad desde una perspectiva científica, considerando todos los factores que la influyen, y con el apoyo de un equipo interdisciplinario, puede marcar la diferencia en el camino hacia la salud. 

Es por eso que en VIME trabajamos de forma interdisciplinaria buscando un cambio no solo enfocado en la  de alimentación basado en una dieta cetogénica, sino en enseñar a consumir alimentos en tiempos, porciones adecuadas para ayudar a mejorar la relación, teniendo en cuenta todos los puntos anteriores, y apoyando a generar nuevos hábitos con tu Nutriólogo, Terapeuta y Fisioterapeuta.
L.N. Brenda Martínez 28 marzo, 2025
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