Durante años el Índice de Masa Corporal, también conocido como IMC, ha sido el método más usado para determinar si una persona tiene sobrepeso u obesidad. Sin embargo, un reciente artículo publicado en The Lancet Diabetes & Endocrinology propone un nuevo enfoque para entender la obesidad ya que el IMC puede ser engañoso y no siempre refleja el verdadero estado de salud de una persona.
Este estudio señala que la obesidad no debe definirse solo por el peso corporal, sino por cómo el exceso de grasa afecta el funcionamiento de los órganos y tejidos. Es decir, la obesidad no es solo una cuestión de estética, sino una enfermedad que puede causar graves problemas de salud si no se trata adecuadamente.
¿Por qué el IMC ya no es suficiente?
El artículo de The Lancet explica que el IMC puede subestimar o sobrestimar la obesidad y, por lo tanto, no es una herramienta confiable para evaluar la salud individual.
Por ejemplo:
➤ Una persona con mucho músculo puede tener un IMC alto y ser clasificada como “obesa”, aunque en realidad esté en excelente condición física.
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Otra persona con un IMC dentro del rango “normal” podría tener un porcentaje alto de grasa y estar en riesgo de enfermedades metabólicas.
Por esta razón, los expertos proponen un nuevo enfoque para clasificar la obesidad basado en el impacto real del exceso de grasa en el cuerpo.
En este sentido, el estudio distingue entre:
1. Obesidad preclínica: Cuando hay exceso de grasa, pero los órganos y tejidos aún funcionan bien. En esta etapa, el riesgo de enfermedades es menor y es posible prevenir complicaciones con cambios en la alimentación y el ejercicio.
2. Obesidad clínica: Cuando el exceso de grasa ya está afectando la función de órganos y tejidos, aumentando el riesgo de enfermedades como diabetes tipo 2, hipertensión y problemas cardiovasculares.
Este enfoque permite un diagnóstico más preciso y ayuda a identificar quién necesita tratamiento inmediato y quién puede beneficiarse de estrategias preventivas.
Tipos de obesidad y sus consecuencias en la salud
El estudio también resalta que no toda la obesidad es igual y que los riesgos para la salud dependen de dónde se acumula la grasa y cómo afecta al cuerpo.
1. Obesidad abdominal o central: Se caracteriza por una acumulación de grasa en el abdomen y los órganos internos. Es la más peligrosa porque está relacionada con enfermedades cardiovasculares, resistencia a la insulina y diabetes e hígado graso.
2. Obesidad gluteofemoral: Aquí la grasa se concentra en caderas y muslos. Aunque no se asocia con un alto riesgo de enfermedades cardíacas, puede causar: problemas en las articulaciones, varices y mala circulación o dificultades de movilidad.
3. Obesidad sarcopénica: Ocurre cuando hay un aumento de grasa corporal acompañado de una pérdida de músculo. Es común en adultos mayores y puede provocar:fragilidad y caídas, pérdida de movilidad y un mayor riesgo de enfermedades metabólicas.
4. Obesidad metabólicamente saludable: Algunas personas tienen obesidad pero no presentan problemas metabólicos inmediatos. Sin embargo, el estudio advierte que con el tiempo pueden desarrollar enfermedades, como: inflamación crónica, alteraciones hormonales o problemas en el metabolismo de la glucosa.
5. Obesidad clínica: En este caso, el exceso de grasa ya ha causado daño en los órganos o sistemas del cuerpo. Puede derivar en enfermedades graves como: infartos y enfermedades del corazón, diabetes tipo 2, hipertensión y enfermedades renales así como trastornos respiratorios como apnea del sueño
¿Cómo mejorar la composición corporal y reducir el riesgo de obesidad clínica?
El artículo sugiere que no debemos enfocarnos en el peso total, sino en la cantidad de grasa y músculo en el cuerpo. Para lograr una composición corporal saludable, el objetivo debe ser reducir la grasa corporal y mantener o aumentar el músculo.
1. Ejercicio enfocado en mejorar la salud y la fuerza: Levantar pesas o hacer ejercicios de resistencia ayuda a conservar el músculo y mejorar el metabolismo. Junto con el ejercicio aeróbico caminar, correr o nadar contribuye a reducir la grasa corporal y mejorar la salud cardiovascular.
2. Alimentación equilibrada con suficiente proteína: La proteína de buena calidad como el alimento zélé (alimento hecho a base de proteína) es clave para mantener la masa muscular y evitar que el cuerpo pierda músculo mientras se reduce la grasa y puede ayudar a prevenir la obesidad sarcopénica y mejorar la composición corporal.
Beneficios de la proteína de buena calidad :
● Mantiene la masa muscular mientras bajas de peso.
● Te hace sentir más lleno, reduciendo el hambre y los antojos.
● Mejora la recuperación muscular después del ejercicio.
Esto deja claro que el IMC ya no es suficiente para diagnosticar la obesidad o evaluar la salud. Lo que realmente importa es la composición corporal y el impacto del exceso de grasa en el cuerpo. Si quieres mejorar tu salud, el enfoque no debe ser simplemente perder peso, sino reducir la grasa y aumentar o mantener el músculo. Para lograrlo puedes apoyarte de una dieta cetogénica baja en grasa como la de VIME y sigue las recomendaciones de tus especialistas. Y recuerda ....¡No te obsesiones con el número en la báscula, enfócate en tu composición corporal y transforma tu salud hoy mismo!