La forma en la que hablamos a veces dice más de lo que literalmente se dice con las palabras. En la clínica que un analista puede tener, en el día a día esto se vuelve una cuestión cotidiana. Pacientes que llegan queriendo decir una cosa y dicen otra, algunos más tendrán errores al pronunciar, se podrán sustituir unas palabras por otras, una ocurrencia, un chiste no planeado, etc.
Estas son formas en que el sujeto encuentra una forma distinta al hablar cotidiano, un espacio terapéutico entonces puede tener esa finalidad. Que quien hable se escuche, que registre lo que dice sin estar advertido que se dice en el día a día. Por eso es importante ubicar la diferencia de una terapia a lo que podemos pensar como “terapéutico” de lo cotidiano, hablar con amigos, familiares, leer, alguna actividad que nos quite el estrés. Si bien son actividades importantes no sustituyen eso que se puede trabajar en el espacio de análisis. Espacio que está pensado para lo dicho, que el individuo se escuché de forma diferente a la que se escucha siempre.
Entonces, a la par que esto puede comenzar a tener lugar, la propia escucha, se presenta la posibilidad de trabajar cosas puntuales pero que son inherentes a la palabra. Ejemplos de esto es que alguien en terapia pueda comenzar a ubicar afectos en las vivencias, que un rasgo típico de la neurosis es la poca carga emotiva en las palabras, como si narrar hechos fuera algo que no toca a quien los narra. Es decir, cómo se habla de algo, importa y mucho.
Otro ejemplo es la forma en que a veces podemos demeritar algo para poder decirlo: “bueno, esto que voy a decir suena tonto”, “no es que yo piense eso pero…”, “esto no me puede mucho, pero…” Es decir, hacer una antesala para decir algo que nos cuesta trabajo. Otro ejemplo que es relevante es lo que pensamos en el campo clínico como la función proyectiva del sujeto. Que se presente en pacientes que para decir algo, tienen que decirlo sobre alguien, “esa persona hace tales cosas…”, “seguro de haber gente que sufre por eso…”, etc. De nuevo, más que lo que se dice como un hecho, es como se dice lo que se está diciendo.
Me parece que ese es algo esencial en un trabajo terapéutico, asumir una implicación diferente frente a las palabras que pronunciamos.
Especialista
Omar González
Psicólogo
Psicoanalista con interés en la forma de escucha enfocada en la singularidad de cada paciente, desde una ética estructurada por hacer surgir lo propio de cada siento frente a los malestares que pueda padecer. Con experiencia en el campo clínico y enfocado a temas de obesidad y cuerpo.