No se trata delestrés común, que de manera cotidiana enfrentamos en nuestra rutina y que desaparece tras un periodo de descanso, como el fin de semana. En este caso, se trata del llamado síndrome de agotamiento o estrés laboral crónico, que no cede incluso durante las vacaciones e implica un mayor impacto para el bienestar físico y emocional de la persona.
Fue definido por primera vez en 1974 por Freudenberger, quien lo nombró burnout, haciendo referencia a la sensación de quemarse o consumirse mental y corporalmente a causa de las dificultades con el trabajo. Inicialmente se pensaba que solamente afectaba a profesionistas dedicados a brindar atención y servicios a otras personas, hoy en día se sabe que todos estamos expuestos a sufrir este síndrome; incluso es una afección considerada por la Organización Mundial de la Salud entre los cinco padecimientos más graves.
Diferencia entre estrés y burnout
Cuando enfrentamos situaciones estresantes en el trabajo cotidiano, la primera respuesta de nuestro cuerpo es enviar una señal de alerta que prepara nuestro cuerpo y sentidos para responder. Posteriormente entramos en una fase de resistencia, en la cual somos capaces de mantener una homeostasis a cambio de un importante desgaste físico y emocional. Sin embargo, si no se modifican las condiciones externas o no ocurre un cambio a nivel interno en cuanto a las actitudes o comportamiento, se cae en una fase de agotamiento que de volverse crónico, se manifiesta en el síndrome de burnout.
“Quemarse” por el trabajo conlleva alteraciones importantes en la salud de la persona (trastornos gastrointestinales, alteraciones del sueño, problemas cardio – respiratorios, abuso de la comida, del alcohol u otras drogas, como barbitúricos). Además ocasiona efectos negativos para la organización en la que labora (accidentes, ausentismo, deterioro del rendimiento y de la calidad, actitudes negativas e incluso agresivas hacia las personas con las que trabaja).
Se pueden identificar los síntomas en tres dimensiones:
Agotamiento emocional: se refiere al hastío que experimenta la persona, la sensación de estar realizando un sobreesfuerzo físico que sobre pasa sus capacidades, por lo general acompañado de ansiedad.
Despersonalización: cambios de actitud manifestados en irritabilidad y falta de motivación hacia las actividades laborales, apatía y hostilidad hacia las personas que forman parte de su trabajo.
Reducida realización personal: predomina un sentimiento de fracaso y comienza a formarse un auto concepto negativo, generando frustración e insatisfacción permanentes respecto al desarrollo laboral.
Es conveniente identificar las causas que pueden conducir al desarrollo del síndrome, a fin de prevenir sus efectos negativos y tener la posibilidad de hacer un cambio oportunamente. Dentro de los factores externos, encontramos las condiciones de trabajo desfavorables, como baja remuneración, ambiente laboral negativo o desorganizado, así como falta de oportunidades de desarrollo. Como factores internos o individuales, diversos estudios han indicado que las personas más vulnerables son aquéllas que suelen ser muy exigentes consigo mismas, que denotan una gran necesidad de control y perfeccionismo, que tienden a sacrificar su vida personal y a no dejar tareas inconclusas a cualquier costo. La existencia de conflicto entre la vida laboral y la personal, la falta de tiempos de ocio y la interrupción de la actividad física, pueden considerarse a la vez causa y consecuencia de estar siendo consumido por el estrés del trabajo.
Si cada mañana al verte frente al inicio de una nueva jornada laboral te sientes fatigado, si las tareas que realizas en tu trabajo te parecen desagradables, si te sientes emocionalmente agotado por tu actividad, si los problemas del trabajo te generan la sensación de estar atrapado y sin opciones; o bien percibes abrumadora la carga de trabajo y con frecuencia llevas tus pendientes a casa, de modo que se interfiere tu vida familiar y social, o si al considerar tu progreso profesional experimentas frustración por no ser lo que esperabas.
Si te sientes identificado con la mayoría de las frases anteriores, convendría hacer una pausa para reflexionar acerca de los cambios que podrías efectuar, tanto en tu persona como en tus condiciones externas, a fin de evitar que el estrés te consuma.