En los momentos en los cuales pensamos en bajar de peso (por las razones personales que uno desee), y en el mejor de los casos, hacer un cambio de hábitos, lo que se nos viene a la mente es entrar en una dieta que nos ayude a conseguir lo que buscamos con una serie de condiciones y demandas sobre esto.
Algunas de ellas podrían ser que el plan/dieta prometa resultados muy rápidos (casi mágicos), fáciles, que ahorren tiempo, energía y sobre todo no requiera mucho esfuerzo. También buscamos que sea rico y práctico, no sufrir hambre ni antojos, además de no sentir ansiedad.
Sin duda, se despiertan algunas preguntas al momento de pensar esto:
▶ ¿Cuánto de lo que deseo en un tratamiento es posible?
▶ ¿Quién me podría brindar esto?
▶ ¿Quiénes lo han logrado de esta forma?
▶ ¿Existe ese plan?
Al buscar un tratamiento clínico y de pérdida de peso se ponen en juego múltiples factores tanto la interacción social, el factor ambiental, psicológico hereditario, emocional y cultural. Sí existen tantos factores sería lógico pensar que algo de estás expectativas anteriormente mencionadas resultará imposible poder encontrar, esto no significa que no pueda haber algo de lo que deseemos/busquemos en un tratamiento, un plan de alimentación y cambio de hábitos, sin embargo la realidad nos ha mostrado que no puedo obtener todo lo que yo desee.
La salud no se compra, se construye, es decir, hay procesos que conviene (y es necesario) completar, que más allá de evitar no sentir y experimentar, la idea sería comprender. Roma no se construyó en un día y ninguno de nosotros llegó a ser adulto sin la transición de la adolescencia y todo lo que involucrado en este proceso.
Buscando eliminar y controlar la llamada “ansiedad” o “angustia”, evitamos no solo sentirla si no también nos perdemos de entender y construir el significado interno de estás sensaciones. Darle un sentido a nuestro tratamiento y atender las señales de nuestra mente y cuerpo. Esto cobra significado ya que por la poca tolerancia al dolor mental, rechazamos vivir las sensaciones relacionadas a los procesos de cambio, generar aprendizaje y elaboración de significados. Hablo sobre algo que a mí parecer puede ser paradójico:
Por buscar planes altamente restrictivos que prometen y aseguran alta eficacia, que aceleran la pérdida de peso y brindan ilusoriamente un cambio fácil, también buscamos evitar el proceso de pensar en el malestar del cambio, las causas y origen de esa situación, y la confrontación con las dificultades físicas y emocionales que vienen en esta transición. Terminamos por no generar un hábito además de encontrarnos con lo que evitábamos. Es la forma más sencilla de garantizarnos un rebote.
Todo lo que no se elabora y solo se oculta, tiende a buscar despertar o salir, como una pista que busca ser descubierta. Si escondemos el polvo debajo de la alfombra, en algún momento tropezaremos con lo acumulado y tendremos que limpiar. La mente y el contenido que se encuentra en lo inconsciente es algo vivo que constantemente regresa para ser escuchado y atendido. Hablando sobre pérdida de peso y búsqueda de buenos hábitos, no es lo mismo una dieta altamente restrictiva que una dieta con limites.
No es lo mismo quitar que disminuir.
Lo primero apunta a sensaciones de falla, culpa o vergüenza, idealización acerca de que es posible lo mágico y sumamente rápido. Cuando buscamos dietas de este tipo asociamos a nuestra historia la dificultad de asimilar los cambios (por eso se busca algo tan drástico o rápido, para no vivir el cambio, curiosamente). Despertamos la preocupación solamente por el peso y la figura. Pensando constantemente en esto, la mente se “vacía” de preocupaciones profundas para invadirse sobre que vamos a comer, en cómo no romper la dieta entre, otras ideas.
Todo se convierte en comida y el esfuerzo se transforma en sufrimiento. Tal vez por eso, después de una restricción alta, aparece una ingesta alta. Llenar el estómago permite vaciar la mente, y los procesos se repiten. Nos restringimos de la creatividad en lo externo y lo interno. Hay restricción alimenticia y también restricción mental. Lo difícil de procesar y tolerar se mantiene en lo privado y nos restringimos de pensar y hablar. Aparecen frases constantes en sesión como “todo bien”, dejando oculto y enterrado lo doloroso de la sensación de falla.
Por el otro lado, una dieta (y cualquier tratamiento clínico) que pueda tener más opciones, variedad y que exista posibilidad de construcción, creatividad y escucha apunta hacia el desarrollo de hábitos, un cuerpo (que incluye la mente) más sano, además de mayor salud. A mí parecer, esta es la importancia del trabajo interdisciplinario dónde exista la posibilidad de opinión, trabajo mutuo dónde paciente especialista se permitan el intercambio de ideas y la escucha. Esto significa alterar una metodología, si no también hacernos más flexibles ante lo que ya es complicado. Ampliar posibilidades viene de la mano, de ampliar nuestra reflexión y comprensión de lo complejo del cuerpo y la mente humana. Por supuesto, en la vida no hay garantías, pero siempre existen y conviene pensar las formas de acercarnos a lo que buscamos.
Especialista
Rogelio Germán
Psicólogo
Psicoterapeuta con orientación psicoanalítica, tiene el objetivo de proponer una forma de trabajo donde las personas puedan generar un contacto con su parte inconsciente y logren conocerse más, para generar un cambio en su forma de relacionarse con ellos mismos, con su entorno y responsabilizarse de sus emociones.