Las penas con pan son buenas
26 de julio de 2018
26 julio, 2018 por
Las penas con pan son buenas
Karen García

Sí, si me estás leyendo, una vez más haré referencia a la cultura mexicana y sus grandes tradiciones. Al decidir cambiar hábitos alimenticios en nuestras vidas, nos damos cuenta de que nuestro entorno y educación “cultural” forman parte fundamental de ese cambio.Seguramente has escuchado este refrán en algún lado: “las penas con pan son buenas”, has recibido un pedazo de bolillo para quitarte algún susto, has festejado con comida en mesa o también has vivido algún momento triste con comida en mano.

 Cuando uno se enfrenta con hábitos arraigados desde la infancia, con mesas vastas de comida, con “premios” al realizar algo bien o terminar algún grado escolar y con “apapachos” de nuestros padres al sentirnos un poco tristes es difícil cambiar ese hábito de raíz. Muchas veces quisiéramos saber qué tan bueno o malo es conservarlo, que tan bueno o malo es comer o pensar de cierta forma. No es que nuestra familia nos haya educado de mala manera, esa era su forma de hacernos crecer, sin perfección. Lo importante aquí, es qué tanto aprendimos y vivimos con esa creencia.

Varias han sido las ocasiones en las que al tener un día duro de trabajo buscamos apapacharnos o premiarnos con alimentos “que nos hacen sentir bien”, altas ingestas de azúcar o algún antojo específico en la cena se vuelven la elección al final del día.

 Es importante tomar en cuenta este tipo de educación nutricional, ya que a veces, al olvidarnos de esta parte de nuestra historia de vida, puede ser sencillo recuperar el peso perdido. Pero, ¿de qué manera hacer frente a este tipo de tradiciones y costumbres?

 Primero que nada, se requiere de cierta disposición a echarte un clavado recordando cómo fue cierta etapa de tu vida, cómo creciste a lado de tu familia, qué pasaba con la comida, cómo recuerdas la mesa de tu casa y la convivencia con tus seres queridos. No todos estamos dispuestos a retroceder un poquito a nuestra historia y recordar cosas que podrían resultarnos dolorosas. Aunado a esta educación, poco a poco te fuiste formando, adquiriste algunas ideas transmitidas por tu familia y obtuviste: tu carácter, forma de pensar, forma de sentir, forma de reaccionar, forma de ser.

 En el momento en que decides buscar ayuda profesional para no sólo perder peso sino adquirir un cambio de hábitos, un nuevo estilo de vida; es necesario que estés consciente de que quizá con la ayuda de tu terapeuta de apoyo, en equipo, comiencen un camino en el que poco a poco te ayudará a comprenderte un poquito más, a conocer aspectos que probablemente no tengas muy identificados y que requieran ser modificados para lograr un mantenimiento en la forma en que eliges tus alimentos en conjunto con la manera en que vas logrando entender más de ti mismo.

 Lo anterior, es sencillo de leer, de escribir o de decir; puntualizando esto, al estar en un tratamiento con Vime, requerirás de mucho esfuerzo, de disposición, de una lucha constante contigo mismo, con tu mundo interno y claro que sí, con tu mundo externo; con el niño que comenzó a crecer y sentir desde hace tiempo y con la persona que te has convertido ahora, con un trabajo, con una familia, con sueños y metas a cumplir; una persona que es independiente, adulta, responsable y que decidirá qué es lo que realmente quiere lograr a lo largo de su tratamiento.

 Aprovecha a tu psicólogo en tu tratamiento y juntos rompan los obstáculos del camino, no los rodees, derrúmbalos y continua hacia tu meta.

También te podría interesar nuestro post: Hambre real vs. Hambre emocional

Imagen de Odoo y bloque de texto

Escrito por: Karen García

Psicóloga con 6 años de experiencia en clínica de adultos. Le apasiona la mente humana y cree firmemente en su vocación y en el cambio que puede conllevar a un ser humano a ser mejor día a día para con él y para con otros a su alrededor. En Vime ha logrado ayudar a cada persona a encontrar sus diferentes matices y a conocerse mejor llevando a cabo una comprensión de sí mismos a través del esfuerzo continuo y del cariño propio.

Las penas con pan son buenas
Karen García 26 julio, 2018
Compartir
Archivar