La psicoterapia, en conjunto con un adecuado plan de alimentación y actividad física, pueden ser la combinación perfecta para bajar de peso, o mejor dicho, para tener una mejor relación con la alimentación y nuestro cuerpo. Te preguntarás porque es que sucede esto...

Como tal, la obesidad es de carácter multifactorial (hay diversas situaciones y variables que conjuntamente nos pueden llevar a desarrollar obesidad, como el contexto social, laboral, familiar, generacional, económico, cultural, y una lista interminable de factores). Es por ello que llevar un proceso psicoterapéutico cuando tenemos la intención de mejorar nuestros hábitos alimenticios, es primordial para poder alcanzar nuestros objetivos saludablemente.

Usualmente se busca la pérdida de peso por obtener un cambio de imagen o para ser socialmente “aceptados” y esto no quiere decir que esté mal… Al final, el bienestar emocional y social también están ligados con la salud, pero hay que tomar en cuenta que cuando se aborda la pérdida de peso desde algo estético, a veces se pueden tener prácticas extremas y poco saludables para alcanzar el estándar de belleza deseado y dejamos de lado el problema de fondo. Es por ello que recibir atención psicológica durante el proceso puede sumar mucho más a una alimentación balanceada y la actividad física. 

Recibir ayuda psicológica puede aplicarse en grupo o de forma individual. La terapia grupal puede ser útil para comunicar experiencias y educar a los pacientes, también para generar motivación entre ellos y por ende poder cumplir con los objetivos de manera mucho más eficaz. Por otro lado, la terapia individual puede ayudar a abordar temas que pueden generar mayor inseguridad tales como la autopercepción, autoestima, impulsividad, regulación emocional o incluso trastornos de la conducta alimentaria.  

Es por ello que en VIME contamos con el espacio de Terapia de Apoyo. Intentamos impulsar a nuestros pacientes a que la pérdida de peso sea de manera objetiva y controlada, pero sobretodo saludable.