La obesidad como un síntoma multidimensional
5 enero, 2024
por
L. P. Omar Segura
En el vasto espectro de la salud humana, la obesidad se erige no solo como un desafío médico sino también como un complejo fenómeno multidimensional. Tomando en cuenta la propuesta de las series complementarias de Sigmund Freud, me permito mostrarles cómo podríamos entender la obesidad no solo como una condición física, sino como un reflejo de un entramado de factores genéticos, culturales y anímicos.
La genética juega un papel crucial en la predisposición a la obesidad. Los somatotipos (endomorfos, mesomorfos y ectomorfos) proporcionan un marco para entender cómo las variaciones corporales influyen en la facilidad de ganar o perder peso. Los endomorfos, por ejemplo, tienden a tener un metabolismo más lento, aumentando su susceptibilidad a la obesidad. Esto no quiere decir que los endomorfos estén destinados a tener obesidad, quiere decir que el cuidado con respecto a su alimentación tendrá que ser más puntual para no aumentar de peso. Mientras sigan una dieta balanceada y tenga actividad física recular pueden estar en un pesos saludable. Es importante hacerles ver esto a los pacientes ya que pueden llegar a compararse con otras personas con cuerpos y metabolismos muy distintos y esto les puede generar ciertos montos de frustración.
La obesidad también se ve influenciada por factores culturales y sociales. Vivimos en una era donde el cuerpo está sometido a ideales a menudo inalcanzables, impuestos desde el núcleo familiar hasta la sociedad en general. Esta presión puede generar una sensación de inadecuación, alterando la relación con la comida y la imagen corporal. De ahí que la población en general –la mayor parte del tiempo cargado hacia las mujeres–
sea tan susceptible a realizar todo tipo de tratamientos sin el acompañamiento de un profesional. Impera más la necesidad por construir y mostrar la estética de un cuerpo en redes sociales que por la genuina preocupación por la salud y el bienestar.
La dimensión anímica considera la singularidad de cada persona y como se ha ido construyendo la relación con su cuerpo y con la comida. Puede que compartamos el síntoma de la obesidad, pero la génesis de dicho padecimiento será muy diferente para cada persona según sus vivencias. También cabe tener presente que los mecanismos de defensa con los que tratara de resolver su angustia no serán los mismos. Una persona bien podría comer gran parte del día alimentos altos en carbohidratos mientras está trabajando y otra podría hacer una ayuno de casi todo el día por el estrés que está sintiendo. Ambos pueden padecer obesidad, pero la forma en la que la desarrollaron fue distinta. Uno puede vivir la comida como muy placentera y el otro como una forma de castigarse o de descargar un enojo.
L. P. Omar Segura
5 enero, 2024
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