La nostalgia muchas veces es confundida con depresión, tristeza o melancolía. Cada una de ellas representa emociones y sentimientos de pérdida, ausencia y dolor, sin embargo, lo que caracteriza a la nostalgia es el querer regresar a un tiempo pasado placentero. En muchas ocasiones la nostalgia no se hace presente hasta que sucede algún tipo de evento, sentimiento o situación que “evoque” el recuerdo, por ejemplo: el olor de un perfume, una fotografía, una canción, un fragmento de una película o libro, entre otras cosas. No nos damos cuenta en qué momento, pero comenzamos a añorar lo perdido, no es un dolor constante como en una depresión o en un estado melancólico, pero es un recuerdo cargado de emociones que nos hacen sentir un vacío.
Cuando entramos a este estado nostálgico, nuestra energía decae un poco por la ausencia de aquello que hemos perdido, sin embargo, en muchas ocasiones, no sabemos qué es lo que está perdido. Podemos dar cuenta de que se extraña a una persona, un lugar o un tiempo, pero no logramos comprender en su totalidad qué fragmento es lo que “nos hace falta”, ese algo que nos hace sentir un hueco en nuestro ser, un vacío que “debe de ser llenado”. Al no saber qué es lo que hace falta empezamos a hacer una búsqueda de aquello que puede “tapar” ese vacío. En muchas ocasiones puede ser el comer algo dulce o salado, una actividad física como ir a bailar o realizar algún deporte o, hablar por teléfono con el ser querido o, si el tiempo y los recursos económicos lo permiten, regresar a un lugar añorado.
Pero ¿realmente llenamos o tapamos ese vacío al realizar esas acciones? La respuesta corta es: no.
No se pueden llenar porque esos vacíos son esas vivencias personales que nos hacen querer regresar a ese pasado en el que uno se encontraba “mejor”, por ejemplo, la infancia, la vivencia con un ser amado (padres, abuelos, alguna pareja o amistad), o simplemente regresar a un tiempo previo en el que no se vivían tantas complicaciones. Al no tener la capacidad de regresar en el tiempo o de revivir exactamente lo mismo que extrañamos, buscamos sustitutos.En muchos casos esos sustitutos son alimentos que nos hacen sentir bien, mas no que nos hacen bien, por ejemplo: el helado de chocolate, la pizza, hamburguesas u otros alimentos “sabrosos” que nos “llenan” de un placer porque nos hacen sentir apapachados. Incluso, en muchas ocasiones los alimentos nos “llevan” a esos lugares.
Un ejemplo práctico lo podemos ver en la película de Pixar: Ratatouille. Ahí podemos observar al crítico culinario comer un plato de Ratatouille y “transportarse” a un momento de la infancia en donde él cae de una bicicleta y recurre a su mamá la cual le prepara ese platillo para apapacharlo y, en el presente, lo come con alegría.
Quizá sea un ejemplo burdo, pero es muy gráfico ya que explica exactamente la nostalgia y la necesidad de poder llegar a que el dolor que “sabe desagradable” desaparezca con algo que esté “rico en afecto”.
Cuando esto suceda es importante identificar qué es lo que añoramos, qué es lo que consideramos que nos hace falta y aprender a convivir con ello. Lo que causa dolor es la imposibilidad de revivir eso que añoramos más no la pérdida, ¿qué quiero decir con esto?, lo que causa dolor no es lo que se perdió, muchas veces es el saber que no se puede recuperar, por ello se buscan sustitutos o “calmantes”, sin embargo, son fenómenos y eventos que no dejarán de cesar por el simple hecho de que somos seres que evolucionan constantemente y esas ausencias son lo que nos conforman, son esos brochazos que nos da la vida para pintarnos como seres únicos. Nuestras ausencias son lo que nos permiten movernos, de ahí la importancia de poder reconocer qué es lo que sentimos que nos “falta”.
Más adelante, al identificar qué es lo que nos falta, es importante trabajar sobre ello para poder convivir con esa ausencia por lo que es recomendable cambiar hábitos, procurar evitar acercarnos a esos objetos o sensaciones que nos generen esa sensación de vacío y llevar a cabo un aprendizaje acerca de eso que ya no tenemos, procurar poner atención a lo que existe en el presente y lograr establecer una tregua con aquello que nos duele.
Y lo repito, la nostalgia es una condición humana, un aprendizaje social y un estado que no se evitará ya que constantemente nos acercamos a un futuro desconocido y nos alejamos de un pasado añorado, por ello es importante lograr conciliarnos en el presente y aprender a caminar con esos pequeños vacíos que nos hacen ser quienes somos.
Escrito por: Alberto Verduzco
Alberto Verduzco Ramírez cuenta con maestría en Psicología Clínica y tiene como objetivo acompañar a los pacientes en el proceso de autoconocimiento y autocuidado.