Dentro de la consulta con el paciente que demanda perder peso, expresa habitualmente sentirse avergonzado por la comparación de su cuerpo con otros más delgados, dejando de lado la preocupación por su salud y el deterioro que ella sufre por el incremento del peso, las quejas más particulares suelen ser “no me queda la ropa como a ella, me veo y soy más grande que las demás personas, cuando las veo y son tan delgadas me siento peor por verme diferente”. El problema detrás de estas quejas es que escuchamos una enorme influencia inconsciente sobre la mente consciente del paciente, que podemos llamar el ideal de la delgadez.
Hoy en día el ideal de delgadez predomina en las mentes de las personas que están consumiendo una imagen nada realista y artificial de la belleza, ambicionan tener unos cuerpos deteriorados por una mala alimentación que es insuficiente para nutrir y mantener un cuerpo saludable, se añoran cuerpos extremadamente frágiles y delgados que son exhibidos a través de los medios de comunicación, televisivos y de internet.
El problema de adoptar este irracional ideal de belleza es que nos lleva a perder el sentido racional del cuidado del cuerpo, que es la búsqueda de salud, y fomenta que perder peso nos haría más “valiosos”, e implica convertir nuestro cuerpo en un objeto de consumo, lo cual indica que las personas que persiguen ser delgados para ser valiosos requieren atender profesionalmente estas inseguridades y temores, de no ser valiosos si no tienen determinado cuerpo, y generar conciencia que el cuerpo que sufre obesidad debe atenderse para tener una vida sana y más plena.
Recuerda que tu valor como persona no radica en cómo te ves o qué impresión das a los demás, tu cuerpo debe ser cuidado y tratado para vivir productivamente, ser feliz, cumplir proyectos, generar confianza a través de tus logros y no de los que proyectas hacia el exterior, un cuerpo sano devuelve la vitalidad pérdida en las personas, si reconoces que sueles hacer las cosas para demostrar, no dudes en pedir orientación y apoyo, ya que ser víctima de las pautas sociales y las modas, conduce al sufrimiento interno y nos esclaviza hacia una actitud constante de consumo.
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Escrito por: Arturo Ceballos