Hablemos de los tipos de hambre
26 abril, 2024
por
L.P. Paulina Fernández
Existen dos mecanismos que regulan la ingesta alimenticia.
Este se sacia fundamentalmente por el volumen y la notamos como un vacío en el estómago. Cuando tenemos estrés o ansiedad y éste se manifiesta en nuestro estómago como un “nudo en el estómago”, podemos confundirlo con este tipo de hambre porque el efecto es muy similar al estómago vacío.
Se produce cuando las células necesitan nutrientes y activan una serie de mecanismos que nos llevan a comer. El cuerpo nos indica que necesita energía a través de síntomas como irritabilidad, dolor de cabeza, cansancio, mareo, etc. Reconocer estas señales resulta importante para diferenciar el hambre física de otros tipos de hambre.
Es el hambre relacionada con las emociones. Solemos comer cuando sentimos un vacío emocional con el fin de reconfortarnos. Intentamos cambiar nuestro estado de ánimo con la comida.
Es lo que se conoce por “comer con los ojos”. Los ojos perciben comidas llamativas o que nos gustan y pueden provocar que sintamos hambre al verlos.
Consiste en alimentarnos con el recuerdo del sabor de los alimentos. A través del sentido del gusto, podemos identificar sabores: dulce, salado, amargo y ácido.
Los olores nos hacen tener más apetito, por eso cuando estamos resfriados no nos apetece tanto comer.
Este es el hambre que se despierta al escuchar crujir los alimentos, como por ejemplo, el sonido de las papitas que conocemos.
Sensación de hambre que se despierta al tocar un alimento.
Nuestra mente escoge los alimentos con base a todo lo que sabemos, decidiendo qué alimentos son buenos y cuáles son malos, lo que deberíamos comer y lo que no. La sabiduría interna es aquella que proviene de nuestros ojos, nariz, corazón, estómago, células. Cuando nos dejamos llevar por la sabiduría externa, nos cerramos al resto de hambres, y nos quedamos sin nutrirlas. Es importante llegar a un equilibrio entre el hambre mental y el resto de hambres, para tomar decisiones acertadas para la salud a través de la sabiduría externa, escuchando siempre lo que dice nuestro cuerpo: sabiduría interna.
L.P. Paulina Fernández
26 abril, 2024
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