Todos sabemos lo que es acudir a una agradable reunión, ya sea con familiares, amigos, conocidos o compañeros del trabajo, con los cuales se arma un momento de convivencia bajo la excusa de un festejo, un cumpleaños, una tradición, o quizá solo por el gusto de estar juntos. En medio de estas circunstancias solemos vernos rodeados de una serie de manjares que van desde las botanas, los tragos, los antojitos, las salsas y condimentos, hasta platillos muy elaborados y sabrosos
. Solemos juntarnos a convivir en medio de banquetes con los que nos damos un gran apapacho e incluso, en ocasiones, podemos vernos en un momento privado o solitario en el cual nos hacemos un pequeño festín para nosotros mismos, para nuestra pareja, o para unos cuantos. Hasta aquí todo pinta muy bien, parece una bella imagen de alegría y satisfacción, incluso podemos dar un paso más e imaginarnos lo que sucedería al llevarnos las primeras pruebas de todos estos alimentos a la boca, sin embargo si damos algunos pasos más, no sé exactamente cuántos, y avanzamos en el tiempo que transcurre en esta reunión, es posible que nos veamos a nosotros mismos teniendo una fuerte congestión estomacal, al mismo tiempo que seguimos degustando de todos estos sabores y aromas pero con una sensación de no poder, o no querer, parar. ¡Es aquí cuando podemos pensar que estamos comiendo de más! Prestamos escasa atención e importancia a los avisos e indicadores que nos envía nuestro propio cuerpo informándonos que nos estamos excediendo, que ya hemos sobrepasado el límite de lo que nuestro cuerpo necesita, que nos estamos generando un malestar. Pero ¿Por qué no podemos parar? ¿Por qué resulta tan difícil dejar de estirar la mano hacia el plato de las botanas? ¿Por qué cuesta trabajo no volver a formarnos para servirnos una segunda o tercera porción de aquello que está tan sabroso? Algunos estudiosos del tema nos han ofrecido algunas posibles respuestas a este delicioso enigma. ¡Acompáñame a que te platique a qué conclusiones han llegado los curiosos que lo han estudiado desde el ámbito psicológico y emocional!
¿Qué dicen las investigaciones sobre el comer de más?
Zukerferld en el 2011 (p.20) explica las aportaciones de diversos autores sobre lo que él denomina la sobrealimentación y que nosotros estamos mencionando como comer de más. Señala 4 posibles explicaciones psicológicas o emocionales para este fenómeno, que son:
1.-La respuesta a tensiones emocionales no específicas.
En ocasiones somos empujados a comer no tanto en respuesta a una necesidad de alimentación sino más bien por nuestro estado emocional, si comenzamos a alimentarnos sin una conciencia de cómo nos sentimos, corremos el riesgo de no poder diferenciar cuando terminemos de saciar nuestra hambre física y cuando ya solo estamos comiendo por la necesidad de calmar algo que sentimos y que en realidad ni siquiera sabemos bien que es.
2.-Un sustituto gratificante en situaciones vitales intolerables.
Comer es rico, es agradable, es sabroso, y hay muchas delicias en la vida, sin embargo también hay dolores, enojos, tristezas, día a día la vida nos expone tanto a cosas bellas como a experiencias tormentosas. Y muchas veces frente a todo aquello que resulta difícil de resolver o de cambiar de la realidad nos podemos distraer a nosotros mismos con el placer de la comida. ¿Para qué dedicarnos a pensar en aquello que no nos gusta de nuestra relación de pareja o de nuestra situación económica o del estado de salud de nuestros seres queridos o de las situaciones de inseguridad del país, cuando podemos mejor pensar en qué vamos a comer hoy, si hoy es jueves de helados o miércoles de alitas, o viernes de margaritas? En pocas palabras, el placer de la comida puede fungir como un escondite frente a todo aquello que no nos gusta del día a día.
3.-Un síntoma de una enfermedad mental subyacente, especialmente depresión e histeria.
Es bien sabido que cuando una persona está ansiosa o deprimida, suele aumentar o bajar abruptamente de peso, o no se le antoja ni el aire o tiene un apetito feroz cual depredador. Sin embargo, curiosamente, cuando nos ponemos la meta de bajar de peso, a pocos se les ocurre la importancia de acudir con un psicólogo o un psiquiatra. No solemos prestar atención a nuestras emociones. Quizá lo que nos tenga pesados no vaya a cambiar por muchas dietas y ejercicios que probemos, quizá solo empiece a fluir cuando nos demos la oportunidad de pensar en ¿Qué está pasando dentro de nosotros mismos? ¿Cómo me siento con lo que estoy viviendo? ¿Cuánto me tienen triste o preocupado mis problemas?
4.-Adicción a la comida.
¿Qué tan difícil nos resulta frenarnos cuando queremos llevarnos algo a la boca, aun cuando sepamos que eso que estamos ingiriendo resulta dañino para nuestra salud? Esta vivencia de falta de control sobre algo que queremos consumir y que al mismo tiempo lo conocemos por perjudicial o negativo, es algo común a cualquier tipo de adicción, ya sea al alcohol, a alguna droga, al sexo, al cigarro, a una relación destructiva, o a la comida. En ocasiones el peligro no está en las cosas en sí mismas sino en nuestra forma de relacionarnos con ellas.
Entonces
¿Cuál es el significado psicológico de comer de más?
Como conclusión podemos decir que los motivos psicológicos y emocionales que nos pueden llevar a comer de más pueden ser muy diversos y pueden variar de una persona a otra o incluso alternarse en una misma persona. Quizá el principio de una posible solución se encuentre en ponernos a pensar en lo que nos ocurre con la comida, ¿cómo nos relacionamos con los alimentos? ¿Cómo es nuestro estado emocional en momentos en los que podemos sobrepasarnos con la comida? ¿Estamos tristes? ¿Ansiosos? ¿Eufóricos? ¿Cómo se llama lo que estamos sintiendo? ¿Cuánto el comer de más puede ser algo muy rico y agradable en comparación con lo desagradable que me resulta el no saber cómo resolver mis problemas? ¿Realmente vamos a bajar de peso sin antes atender esta angustia o esta tristeza que estamos viviendo? ¿Es algo realista? Y por último, ¿En verdad tenemos bajo control esos impulsos que a veces nos vienen y que nos llevan a lastimarnos a nosotros mismos? ¿Será que quizá ya es tiempo de pedir la ayuda de un especialista?
Escrito por: Allan J. Hernández Ceron
“Allan Hernández, psicólogo y psicoterapeuta, siempre interesado en la transmisión de la importancia que tienen las emociones y los pensamientos para llevar una vida saludable, tanto dentro como fuera de uno mismo. En VIME procura conjugar este deseo con la psicoterapia.”