El espacio terapéutico: tiempo para escucharme, mirarme y reconocerme
16 febrero, 2024 por
L.P. Gerardo Alcántara
¡Hola, Comunidad! 

Esta es la primera vez que escribo en este espacio y me gustaría comenzar mi participación compartiendo lo que desde mi labor como psicoterapeuta se trabaja en los espacios de Terapia de Apoyo (TA) de la clínica VIME. También mi propósito es que este texto sirva como un medio para difundir la importancia de contar con un espacio terapéutico durante el proceso de pérdida de peso.

Durante un proceso de acompañamiento terapéutico ocurren diferentes momentos que voy a mencionar a continuación: 

El instante de la mirada. 
Desde la primera interacción en la sala de espera entre paciente y terapeuta ocurre un intercambio de miradas el cual continúa ya en el consultorio. Paciente y terapeuta se miran. Ambos tratan de reconocerse con la mirada. Cada uno se da cuenta de las reacciones del otro, cómo se presenta, cómo nos escucha, si lo que decimos es recibido por el otro con calidez, empatía y respeto. Desde este momento se va formando el vínculo terapéutico


El segundo momento
Tiempo de comprender. Durante la mayor parte de la consulta de Terapia de Apoyo, un psicoterapeuta trata de comprender qué es lo que pasa en la vida de un paciente. El paciente habla sobre su historia de vida en relación con el peso, la comida y su imagen corporal, sus dificultades, lo que no ha andado bien, pero también sobre sus anhelos y esperanzas al iniciar un nuevo tratamiento para la pérdida de peso. 

Hablar en un espacio terapéutico sobre nuestra vida, nuestras dificultades, las ansiedades que van surgiendo día a día implica ser parte de un espacio donde hay un otro terapeuta que nos escucha. Ser escuchado es una función importantísima que se abre en un espacio terapéutico pero que va más allá de eso. El acompañamiento terapéutico habilita la función de autoescucha, escucharnos a nosotros mismos; ser conscientes de lo que decimos. 

Al escucharnos nos damos la oportunidad de reconocer lo que ocurre en nuestra experiencia y posteriormente nombrar lo que sentimos, colocar eso que viene del cuerpo en palabras que nos hagan sentido y organizar así nuestra experiencia anímica. Al nombrar nuestra experiencia le damos un valor, existencia y presencia. Existe por el hecho de ser nombrado. 

Toda emoción genera una serie de cambios, se activan ciertas partes de nuestro cuerpo, nuestra gesticulación cambia, la respiración y nuestro corazón van a distintos ritmos. Es cuando nombramos los componentes de esa emoción que le damos una existencia a esa emoción, la sentimos y la reconocemos. Es cuando reconocemos todos esos cambios corporales y los nombramos que logramos darle un sentido y abrimos la posibilidad de hacer algo con todo eso, hacernos cargo, responsabilizarnos de lo que sentimos y de cómo encaminamos esa emoción

Último momento: 

 Momento de concluir. 
Corresponde al cierre de la consulta y al final del proceso terapéutico. Sin embargo, el momento de concluir también significa poder poner en acción lo que pudimos reconocer de nosotros mismos. Todo este proceso de ser conscientes, de reconocer nuestro estado de ánimo y nuestras emociones apuntan a darnos tiempo de pensarnos y mirarnos desde una manera distinta y hacer algo distinto con todo eso. Cambiar nuestra relación con la comida, con nosotros mismos y con nuestro cuerpo inicia con el acto mismo de hablarlo


L.P. Gerardo Alcántara 16 febrero, 2024
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