Tu cuerpo se adapta
4 octubre, 2024 por
L.F. Mauricio Orozco
El cuerpo es como una estatua de arcilla. Todos somos diferentes. Tenemos una estructura y una densidad ósea específica, tenemos huesos más o menos largos, tenemos más o menos fuerza, pero nuestro cuerpo es el resultado de nuestra genética y de todas las experiencias que vivimos. Durante la gestación, el feto recibe muchos estímulos que proceden del exterior como por ejemplo, la actividad física de la madre, su alimentación y sus posturas prolongadas o no influyen sobre el posicionamiento del feto en el útero. Esta posición del bebé y todos los movimientos que realiza durante el parto influirán en su desarrollo musculoesquelético.

Antes del nacimiento, cada cuerpo ya tiene una base diferente a la de los demás seres humanos. Durante el resto de su vida el bebé-niño-adolescente-adulto recibirán nuevas estimulaciones únicas que modelarán su “estatua de arcilla”. Cada traumatismo, cada actividad, cada contracción muscular y cada estimulación sensorial o emocional moldea nuestra estatua y nos hace únicos.

Nuestra capacidad de adaptación varía según el tipo de tejido, y la capacidad de adaptación de un tejido depende de su vascularización. De hecho, los tejidos que están muy vascularizados, como la piel, se adaptan muy rápido; otros, como los ligamentos o los discos intervertebrales se adaptan poco. Te expongo el tiempo promedio de adaptación en función de cada tejido.    

La piel: Desde unos minutos hasta algunas semanas..
Los músculos: Desde unos días hasta 6 meses.
Los huesos: Desde unas semanas hasta 3 meses.
Los ligamentos: Desde 3 semanas hasta 6 meses.
Los tendones: Desde 3 semanas hasta 3 años.

No hay malos movimientos, solo hay intensidades inadaptadas. Los movimientos no son malos o buenos, siempre depende del contexto:   

◭ Llevar la bolsa de la compra con cuatro kilos de peso desde el supermercado hasta tu automóvil no es lo mismo que llevar una bolsa de 15 kilos hasta un tercer piso sin elevador.
◭ Correr cada mañana un minuto para no perder el transporte público no es igual que correr 45 minutos cada dos días. 
Practicar CrossFit cinco veces a la semana al 120 por ciento no es como entrenar a tu ritmo dos veces por semana.

Para evitar lesiones necesitas adaptar la intensidad de tus esfuerzos a tus capacidades. Si tu cuerpo está expuesto a una intensidad demasiado importante, no tiene la capacidad para adaptarse y vas a tener que compensarla, es decir, modificar sus patrones motores, lo que sucederá es que algunos tejidos van a terminar sobrecargados. Así es como aparecen las tendinopatías.

En resumen, no hacer lo suficiente es peligroso porque tu cuerpo pierde su capacidad para resistir a los esfuerzos y hacer demasiado es aumentar el riesgo de lesión. Por ello, es muy importante adaptar la intensidad del esfuerzo a tus capacidades.

Hay muchas cosas que puedes modificar para disminuir o aumentar la intensidad de un esfuerzo: 

La intensidad de la fuerza (una carga más o menos pesada).
La frecuencia de exposición (número de repeticiones de un mismo movimiento)
El tiempo de exposición a una fuerza (postura sostenida en el tiempo, como por ejemplo una plancha) 
La velocidad de aplicación de la fuerza (movimientos rápidos o lentos)
Las características del entorno (calor, frío, humedad, etc.). 

Tus emociones, tu cansancio y tus creencias también pueden afectar a tus capacidades. Y estas últimas también varían en función del momento del día. En definitiva, lo ideal es ir construyendo poco a poco unos músculos que sean capaces de realizar lo que te gusta hacer. 

En VIME es importante que todas estas situaciones las lleves de la mano con tu especialista, para que tu tratamiento sea el adecuado al momento de comenzar con tus rutinas de ejercicio, acompañado de poderte conocer y adaptarte a nuevos cambios saludables. 

 
L.F. Mauricio Orozco 4 octubre, 2024
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