Primero empecemos definiendo qué es la postura. Dentro de las bibliografías vamos a encontrar muchas definiciones, siendo claros podemos decir que la postura es el conjunto de posiciones que adoptan todas las articulaciones del cuerpo e implica un mínimo de tensión muscular, también se le conoce como tono muscular. 

La posición de nuestras articulaciones está dada por la acción de nuestros músculos y existe relación entre nuestra estructura ósea y la actividad muscular. 

Un desequilibrio muscular se puede dar por múltiples factores, algunos de estos pueden ser:

►    Factor cultural.

►    Postura incorrecta en la juventud. 

► Falta de fortalecimiento muscular. 

► Aumento de peso.

► Procesos Degenerativos. 

► Presencia de Dolor. 

► Comportamiento y factores psicológicos.

► Falta de flexibilidad. 

► Alguna parálisis o proceso espástico.

Entonces, la pérdida de balance entre la musculatura presenta músculos retraídos que tienden a ser más fuertes y músculos elongados mucho más débiles en nuestra estructura morfológica. Esto también se debe a que se ejercitan más unos grupos musculares que otros y se fortalezca más un lado que otro y es ahí cuando podemos detectar un defecto en la alineación. Debido a que la desviación es persistente, marcada y afecta a nuestra movilidad limitando algunos patrones del movimiento de nuestras actividades diarias o limitando nuestro rendimiento deportivo. 

La mala postura puede estar acompañada de dolor, pero hay algunos casos donde es asintomático, por eso la importancia de una buena evaluación postural.


¿Cuál es el propósito de una evaluación postural?

Nosotros, los fisioterapeutas, realizamos un análisis completo de la postura y el movimiento, además de pruebas musculares y funcionales, con la finalidad de detectar alteraciones de nuestra biomecánica y nuestro sistema músculo esquelético y así poder prescribir el tratamiento y el ejercicio.

Posterior a la valoración, el objetivo del tratamiento, o el programa de ejercicio, deberá también llevar un enfoque que trate el dolor por contracturas, prevención y corrección de la postura de nuestro paciente, la eficiencia en la ejecución de sus ejercicios y sus actividades de la vida diaria. Debemos trabajar para mejorar nuestra flexibilidad, fuerza, resistencia y tono muscular para así establecer un correcto equilibrio en nuestra musculatura agonista y antagonista.

Recuerden siempre llevar un programa de ejercicios de fuerza, que se adecue a sus objetivos y necesidades. Consulten con su fisioterapeuta para un buen análisis postural y una guía en su tratamiento o programa de ejercicios, para que no solo los lleven a su objetivo deseado, sino que podamos tratar estos desbalances musculares, optimizar nuestro rendimiento deportivo y mejorar nuestra calidad de vida.