Desde mediados del siglo XIX el progreso científico y tecnológico ha hecho que especialmente en los países desarrollados las personas se encuentren adaptados a un tipo de vida más inactiva en la que gracias a equipos electrónicos en el hogar, medios de transporte y la automatización en las fábricas el esfuerzo físico se vuelve algo innecesario fomentando de esta manera el sedentarismo. 

Se calcula que más del 70% de la población en los países desarrollados no realiza la suficiente actividad física para mantener la salud y controlar el peso corporal.  

Ejercicio y enfermedades cardiovasculares 

El ejercicio aeróbico (caminar, trotar, correr, andar en bicicleta, etcétera) se empezó a aplicar en el tratamiento de la enfermedad coronaria, la cual se caracteriza por un estrechamiento u obstrucción de las arterias coronarias (vasos sanguíneos que llevan sangre y oxígeno al corazón). La causa de esta enfermedad es la ateroesclerosis (acumulación de grasa y formación de placas dentro de las arterias coronarias), por lo que el ejercicio funciona como regulador de la frecuencia cardiaca, control de los lípidos sanguíneos, efecto antitrombótico y mejora de la composición corporal.  

Ejercicio y diabetes 

La incidencia de la diabetes tipo II (o insulinodependientes), ha aumentado hasta 10 veces desde los años ochenta  y este incremento es más frecuente en las personas con obesidad. Los hábitos de una vida sedentaria se identifican como responsables del 2% de muertes en personas con diabetes tipo II en los Estados Unidos (Goran y Sun, 1989). El ejercicio ayuda a mejorar la composición corporal aumentando la masa muscular y disminuyendo la grasa subcutánea, este es el principal mecanismo por el cual el ejercicio beneficia a los pacientes con diabetes; al hacer ejercicio el paciente con diabetes disminuye poco a poco la necesidad de fármacos orales e insulina, además de favorecer la pérdida de peso. Es necesario ajustar el ejercicio acorde a las necesidades, la condición y composición corporal de cada persona, para evitar situaciones de hipoglucemia e hiperglucemia. 

Ejercicio y obesidad

La obesidad se define como como el índice de masa corporal superior a 30, el aumento de los casos de sobrepeso y obesidad en todo el mundo se genera debido a una reducción del gasto de energía, producido por el trabajo y actividades laborales así como por un elevado consumo de carbohidratos, es un fenómeno que se produce tanto en adultos como en la población infantil dentro de los últimos años, este mismo fenómeno aumenta el riesgo de desarrollar enfermedades crónicas. La inactividad y falta de ejercicio es uno de los factores de mayor contribución a la obesidad; el ejercicio físico en conjunto con una restricción calórica tiene un efecto positivo en la disminución del peso impulsando el gasto energético, tiene efectos positivos a nivel funcional, cardiovascular, metabólico y muscular; con una dosificación adecuada el ejercicio también puede ayudar a mejorar la composición corporal. 

Ejercicio y cáncer

El cáncer es una importante causa de mortalidad en el mundo, la actividad física puede impactar de manera positiva ayudando a prevenir la formación de tumores y mejorando la función del sistema inmune. Se ha observado que las mujeres postmenopáusicas que se mantiene activas a lo largo de su vida tienen un menor riesgo de padecer cáncer de mama en comparación con las mujeres que no realizan ningún tipo de ejercicio; realizar actividad física de moderada intensidad es lo más recomendable para disminuir el riesgo de padecer cáncer, dentro de los beneficios del ejercicio en una persona diagnosticada con cáncer están, aumentar la calidad de vida, disminuir la fatiga, depresión e insomnio, alivia muchos de los efectos adversos del tratamiento con quimioterapias, radioterapias, etcétera; estos efectos  se ve más evidentes en casos de sobrevivientes con cáncer de mama y de próstata.

Ejercicio y osteoporosis

La osteoporosis es una enfermedad que afecta a los huesos debido a la disminución de la masa ósea, trae como consecuencia la deficiente resistencia de los huesos ante posibles lesiones (fisuras y fracturas) por caídas. En la mayoría de los casos esta enfermedad pasa desapercibida por lo que también se le conoce como “la epidemia silenciosa”, 1 de cada 3 mujeres y 1 de cada 5 hombres mayores de 50 años tienen al menos una fractura por osteoporosis en la vida, se manifiesta en forma de fracturas en muñecas, caderas y columna vertebral, principalmente. 

Es más frecuente en mujeres de piel blanca, delgadas, inactivas y que fuman o ingieren bebidas alcohólicas, las que están bajo tratamiento para cáncer y las que utilizan la hormona tiroidea en altas dosis. Las mujeres postmenopáusicas que hacen ejercicio tienen tres veces menos riesgo de padecer osteoporosis en comparación con las que no realizan ejercicio, presentan una mejor relación entre el porcentaje de grasa corporal y el porcentaje de masa muscular. Se relaciona el ejercicio con el aumento de la masa ósea, un entrenamiento mayor a 6 semanas aumenta la fuerza muscular y el contenido de calcio en los huesos, el ejercicio físico debe ser moderado y regular,  se recomienda principalmente el ejercicio de tipo aeróbico o ejercicio de resistencia. 

En conclusión, realizar ejercicio de manera gradual y constante, llevado de la mano de un especialista, puede traer grandes beneficios en la salud a corto, mediano y largo plazo, ayudando a prevenir enfermedades crónicas como las antes mencionadas, o si ya se tiene el diagnostico de alguna de estas ayudara a aminorar el impacto de los síntomas que genera y reducirá además la ingesta de fármacos orales propios de cada enfermedad, el ejercicio te ayudara a mejorar tu composición corporal disminuyendo la grasa corporal y aumentando tu masa muscular, la cual es de suma importancia dado que externamente le dará una mejor estructura y estabilidad a tus articulaciones y columna vertebral mejorando tu funcionalidad y condición física a nivel de fuerza y resistencia e internamente hará que órganos vitales funciones de una manera mucho más eficiente, en conjunto lograras obtener una sensación de bienestar con tu cuerpo.