La vitamina D es una hormona/vitamina que se sintetiza principalmente en la piel gracias a la exposición al sol, un menor porcentaje proviene de alimentos, destacando los lácteos fortificados, pescados como el salmón, la trucha, el atún y una de las fuentes más accesibles y disponibles: el huevo.
El estilo de vida occidentalizado y enfocado al trabajo de largas jornadas en espacios cerrados como oficinas, centros comerciales etc., han contribuido a que cada día menos personas puedan tener una exposición al sol de manera adecuada, aunado a una baja ingesta dietética de pescados, ha desatado a una “epidemia” de deficiencia de vitamina D. Tan sólo en América del Norte entre el 20 y el 90% de las mujeres en edad reproductiva presentan dicha deficiencia, lamentablemente en México hasta la última estimación realizada en el 2006 por el INSP (Instituto Nacional de Salud Pública) mostraba que solo un 20% de la población adulta presentaba deficiencia, no obstante este dato es insuficiente ya que en los últimos dos años el aislamiento en interiores por la Pandemia de COVID19 ha evitado en mayor medida la exposición solar, lo que contribuye a su deficiencia.
Para que dicha vitamina logré una completa activación debe saltar varios pasos en la maravillosa maquinaria del cuerpo humano. Gracias a diferentes “ayudantes” logra su forma activa, pasando su último acto a nivel renal con la ayuda de la enzima 1α-hidroxilasa, no obstante, dado que esta enzima es sumamente amigable, se encuentra habitando otros tejidos de nuestro cuerpo como el cerebro, la próstata, el colon y los ovarios. Esto permite que la acción de la vitamina D actúe manera localizada, lo cual a su vez hace pensar que justo en estos sitios se ejerce en funciones específicas.
A lo largo de los años se ha vuelto muy popular entre la comunidad científica debido a sus funciones, ya que al ser una vitamina con función hormonal la hace muy especial, se sabe de su acción sobre órganos reproductivos como los ovarios, testículos, útero y placenta, lo que ha sugerido su participación en cuestiones de fertilidad y reproductivas. En el caso específico de las mujeres se ha encontrado una relación entre la deficiencia de Vitamina D en sangre y la severidad del Síndrome de Ovario Poliquistico (SOP) y otras desregulaciones hormonales asociadas a este padecimiento.
El SOP se ha definido como un trastorno hormonal con mayor producción de hormonas masculinas; los ovarios desarrollan acumulaciones de líquido (folículos) y no liberan óvulos, lo que desencadena irregularidades menstruales. Actualmente se ha identificado una relación entre los niveles saludables de vitamina D y la adecuada maduración de los folículos (estructuras que conforman los ovarios), lo que permite una ovulación correcta y por ende una menstruación y regulación hormonal. En estudios recientes se ha demostrado primeramente que las mujeres con SOP presentan deficiencia de Vitamina D en sangre, en comparación con mujeres sanas, dicha deficiencia contribuye a la resistencia a la insulina y obesidad, condiciones que regularmente vienen en combo: Síndrome Metabólico.
Estas condiciones como ya se sabe, propician la generación de moléculas inflamatorias, en el caso del SOP, estas moléculas intervienen para que el desarrollo de los folículos se vea frenado, evitando la maduración total del ovulo y con ello disminuyendo la reserva ovárica. En otras palabras: una baja tasa de fertilidad. Se ha demostrado que la suplementación oral durante un periodo de 8 semanas con Vitamina D en su forma activa favorece la disminución de estas sustancias inflamatorias, de igual modo regula la sobreproducción de hormonas masculinas, la cual mejora el ciclo de ovulación e incrementa la sensibilidad a las hormonas femeninas. Por otro lado, se ha relacionado un incremento de la vitamina D en suero con una mejora en la resistencia a la insulina, se sugiere que puede venir dada por la disminución del exceso de hormonas masculinas, mejorando la disminución de glucosa en sangre.
Dentro de las múltiples afecciones que provoca el SOP en las mujeres, el dolor pélvico durante los días de sangrado y previo a ello, son de los síntomas característicos. Dicho síntoma suele tratarse con analgésicos comunes, solo cubriendo el síntoma sin llegar al origen. En un estudio realizado el año pasado en donde se examinaron a 147 mujeres de entre 12 y 25 años, con dolores premenstruales, a 69 de ellas se suplemento con 2000 UI de vitamina D, sugiriendo que en mujeres jóvenes con endometriosis la suplementación con vitamina D produjo cambios significativos en la percepción de dolor.
La medición de esta vitamina a nivel sanguíneo es costosa, sin embargo, se puede predecir su baja concentración de acuerdo con el estilo de vida y alimentación, y tener en consideración extra si se cursa con una de las condiciones mencionadas en este escrito: Obesidad, SOP, resistencia a la insulina, o haber padecido infección por SARS COV-2, haciendo especial énfasis en la salud de la mujer y en la salud reproductiva.
Aun cuando es necesario continuar investigando sobre esta vitamina, los datos disponibles sugieren beneficio al tener concentraciones saludables. Es recomendable la suplementación exógena con un adecuado suplemento de vitamina en su forma activa.
Especialista
Rosa Méndez
Nutrióloga
Especialista en Nutrición e Investigadora en Formación. Apasionada por las prácticas clínico-nutricionales basadas en la mejor evidencia científica, se mantiene en constante actualización sobre los efectos de la dieta en favor de la recuperación y mantenimiento de la salud.