La obesidad actualmente se considera una pandemia, no tan sólo a nivel nacional, sino a nivel global y repercute en muchos niveles de la calidad de vida de una persona. Las situaciones por las cuales una persona sube de peso, o se encuentra en un estadio de obesidad, son diversas. En la salud humana nada es blanco y negro. Se considera que la globalización, los horarios laborales extensos, así como las comidas con alta densidad energética que proporcionan una recompensa inmediata, además de ser fáciles de obtener, pueden ser parte de los muchos factores de esta situación actual de salud.

Los obstáculos que una persona con obesidad encuentra al querer buscar salud son muchos, desde un ambiente saboteador, la autocrítica, así como un estilo de vida basado en “trabajar para sobrevivir”. Pero, algo más importante es intentar perder peso cuando no se está acompañado de un profesional de salud. Muchas personas intentan perder peso sin un acompañamiento, haciendo dietas muy restrictivas que no tienen personalización y que además comprometen su salud. En este momento nos referimos a las deficiencias nutricionales en el cuerpo derivadas de una alimentación deficiente en la vida diaria y de la mala implementación de dietas bajas en calorías.

La vida se compone de cosas que no podemos controlar. Si le sumamos el consumo constante de alimentos basados en calorías vacías, esto nos lleva a una alimentación desequilibrada en nutrientes necesarios para el mantenimiento de estructuras, ya ni hablemos de un crecimiento en el caso de infantes. Una deficiencia en vitaminas y minerales lleva a una respuesta pobre del sistema inmunitario, lo cual hace al cuerpo susceptible a infecciones y enfermedades que se pueden hacer recurrentes, así como también una disminución en la capacidad funcional y mental de una persona.

Hay situaciones en concreto, como por ejemplo, en el embarazo, en lactantes o en menores, en los que los requerimientos nutricionales de vitaminas y minerales, se ven aumentados por ser momentos sensibles de la vida, los cuales deficiencias previas puede acarrear un riesgo a la vida.

Una dieta alta de energía no simboliza que los requerimientos de vitaminas y minerales se vean cubiertos. Por ejemplo, en población obesa se observa un mayor déficit de vitamina E y D. Esto se puede deber a una despreocupación por la alimentación y desinformación al respecto. Las campañas de salud son importantes en este sentido.

El déficit calórico, o una baja de calorías en la alimentación diaria, es la base para un plan de pérdida de peso (cetogénico o no) y se considera que la suplementación ya sería necesaria en un aporte menor a 1,600kcal al día. Estos datos son a niveles poblacionales, pues se debe considerar las características propias de cada individuo, ya sea su talla, sexo, edad y composición corporal, así como la actividad física desempeñada.

Realizar una restricción de calorías significativa sin supervisión del personal de salud debidamente capacitado, conlleva un riesgo a la salud, sobre todo si la persona en cuestión se encuentra en un momento sensible de la vida como ya se describió. El cuerpo siempre necesita algo, y es importante que lo obtenga.

La suplementación debe ser supervisada, pues el aporte inadecuado de vitaminas y minerales durante un plan restrictivo puede llevar, como se dijo a un déficit, o por lo contrario a una intoxicación. En el caso de las vitaminas hidrosolubles (vitaminas B y C) su excreción por orina es mucho más fácil, haciendo que una intoxicación en su ingesta sea más difícil. Pero por el lado de las vitaminas liposolubles (vitaminas A, D, E y K) es mucho más fácil llegar a cantidades intoxicantes.

Acercarte a tu personal de salud es indispensable ante cualquier situación que pueda comprometer tu salud, todas tus dudas deben ser resueltas. En VIME estamos capacitados para guiarte a la pérdida de peso de manera saludable, sin descuidar ningún aspecto ni físico, ni emocional. Estamos trabajando por tu salud.