Existen ocasiones en las que por más que nos esforzamos en seguir nuestro plan de alimentación y realizar nuestra rutina de ejercicio, no logramos los resultados que esperamos pese a conseguir cetonas positivas. Ello nos hace sentirnos realmente frustrados pues no logramos entender qué pudiese estar ocurriendo, sin embargo, ello podría deberse a que descuidamos un factor muy importante para el tratamiento y para nuestra salud en general, que son las horas que dormimos. Actualmente tras el ritmo acelerado que nos demanda nuestra sociedad, hace que muchas veces sacrifiquemos horas de sueño para lograr cumplir con nuestras actividades, pues en ocasiones las horas del día no nos alcanzan, por esta razón hoy te hablaré un poco más del impacto del sueño dentro de tu tratamiento y tu salud.
El sueño es una actividad sumamente importante para nuestro ser, pues es un periodo de descanso para nuestro cuerpo, pero principalmente para nuestro cerebro, pues tiene una función restauradora. El sueño se puede clasificar en dos grandes etapas el sueño NO REM y el sueño REM. En el primero es donde nuestro cuerpo se encuentra más relajado, nuestra actividad fisiológica disminuye y por ende es en donde descansamos y nos recuperamos más. La fase REM es muy importante para nuestro desarrollo pues en esta hay una mayor actividad fisiológica y es en donde se reorganizan nuestras memorias.
Tras este preámbulo, les hablaré qué relación tiene todo esto con la pérdida de peso. Existen unas hormonas llamadas orexinas que juegan un papel muy importante dentro del ciclo sueño-vigilia. Recordemos que las hormonas son sustancias por las cuales nuestro cerebro se comunica con determinados órganos para decirles que tienen que disminuir o incrementar su actividad.
Estas hormonas se encuentran involucradas en eventos como la sensación de felicidad, modulación del ciclo sueño-vigilia, sensación de hambre y el ponernos de mal humor cuando no comemos, no dormimos bien o estamos bajo tensión.
Cuando dormimos, las orexinas disminuyen y con ayuda de la leptina (hormona a que se encarga de inhibir el apetito) hacen que el hambre disminuya, pues durante el sueño nuestro gasto de energía se encuentra disminuido.
El incremento de orexinas, sin importar la hora del día, nos provoca hambre, por lo que el no dormir adecuadamente hace que exista una mayor producción de orexinas y por ende incrementa la ingesta de alimentos.
Otro factor que se juega dentro del desvelo es que provoca sensación de enojo e irritabilidad lo cual a su vez hace que nuestro cuerpo se sienta en un estado de estrés constante. Lo anterior genera que se libere cortisol (hormona que indica a nuestro cuerpo que está en peligro y tiene que estar preparado para correr si es necesario) incrementando así el flujo de sangre para que nuestros músculos oxigenen adecuadamente. Esto hace que la orexinas nos hagan comer más para mantener un aporte de glucosa (energía) suficiente para poder correr y mantener a nuestro cerebro atento.
Seguramente quedarás sorprendido/a por lo que sucede en tu cuerpo, pero aquí no termina el asunto. A pesar de que no comas alimentos de más después de un desvelo e incluso llegue a disminuir tu apetito, lo interesante es que el estrés constante que provoca el dormir poco, hace que tu glucosa se incremente por ciertos periodos. Sin embargo, como no vas a utilizar esa energía, esta se convertirá en grasa y será la razón por la cual pese a que llegues a controlar tus antojos para seguir a pie de letra tu plan de alimentación, no verás los resultados esperados.
Y por si fuera poco, un descanso limitado está asociado a otra serie de enfermedades degenerativas como el Alzheimer (ya que tus neuronas prefieren morir en lugar de estar bajo estrés prolongado, por eso cuando te desvelas tu memoria y atención disminuyen), demencia senil, susceptibilidad a infartos (por el incremento en el flujo sanguíneo), entre otras enfermedades.
Ahora que conoces el impacto que esto tiene para tu salud, puedes comenzar a considerar algunos tips para una adecuada higiene del sueño como:
o Establecer un horario diariamente para irse a dormir y despertarse, teniendo en cuenta la edad.
o Si se tiene la costumbre de tomar siesta no exceder los 30 minutos de sueño diurno.
o Evitar ingesta excesiva de alcohol, cafeína, chocolate, refresco y alimentos pesados previo a acostarse.
o Realizar ejercicio regularmente pero no justo antes de dormir.
o Mantener la habitación bien ventilada.
o Usar ropa cómoda
o Bloquear ruidos que distraen.
o Evitar el uso del móvil, tabletas o computadoras.
o Eliminar la mayor cantidad de luz posible.
Especialista
Norma Esquivel
Nutrióloga
Licenciada en nutrición con especialidad en nutrición clínica en pacientes con trastornos mentales, certificada en dieta cetogénica y con talleres y cursos en coaching nutricional y dieta flexible, psicología del paciente con obesidad, intervención en trastornos de la conducta alimentaria y didáctica aplicada. Cuenta con un gran compromiso por cada persona a la que le brinda su apoyo y conocimiento, pues la enseñanza es una de sus grandes pasiones.