¿Qué me ha enseñado mi ansiedad?
29 julio, 2022 por
L.P. Rogelio Germán
El día de hoy es viernes, fin de quincena. Afortunadamente terminó la semana, llena de trabajo y juntas que parecía no tendrían fin. Cómo siempre, no he tenido tiempo para mí ni para mí familia. Espero lo puedan entender. No hay tiempo para pensar en nada más que las responsabilidades, que salga adelante el trabajo y corresponder a la confianza que han depositado en mi. Ojalá tuviera el trabajo que tienen otros, con espacio para comer, cuidarse, hacer ejercicio y  lo que les gusta. 

Afortunadamente termino la semana. Lo único que pienso es en poder darme mis gustos y  premiarme, lo merezco por todo esto. No pensar en nada más. Estuve tan limitado está semana que solo quiero disfrutar. Así es mi vida y está dinámica siempre me ayuda a seguir adelante. Por supuesto que no voy a medir cantidades, si hay algo que quiera comer, lo comeré, si hay algo que pueda beber y se me antoja, lo beberé.

Estoy tan agobiado y lleno de problemas que necesito espacio y tiempo para mí, sujetarme de algo para no desbordarme. Desde hace unos meses noto algo diferente en mi, momentos en el día  que no logro concentrarme y por la tarde siento que se acelera mi corazón, temblores sin explicación. 

Empiezó a dudar si está es la vida que quiero, me siento incómodo con mi cuerpo, es una sensación de estar estancado, sin embargo, para no  pensar me lleno de trabajo o pido algo que me ayude a relajarme. Al fin y al cabo lo merezco. Con todo lo que tengo en la mente no sería justo limitarme o darme más problemas. Algo sucede cuando llegó a casa todos los días, después del trabajo solo quiero dormir, tengo una sensación constante de culpa y no identifico por qué.

Cumplir con todo, ser responsable me mantiene agotado. Parece no importar cuánto me esfuerzo, siento que quedó a deber.  Pienso en que es lo que me gustaría y dónde podría estar en este momento, pero ¿cómo hacerlo con tantas responsabilidades y tanto trabajo? ¿Por qué ir al gimnasio o a correr cuando terminó muy tarde y cansado de trabajar? *Siento que constantemente tengo que responder a las exigencias del día a día, a la inmediatez de todo incluyendo mis antojos constantes*. Ya no me siento en  control de nada, ni de mi cuerpo, ideas y emociones.

También tengo que cumplir con ver a mi pareja, a mi familia. Ellos también necesitan de mí. 

El día de hoy ví a alguien hacer ejercicio y pensé, ojalá tuviera su tiempo y vida. Esa fuerza y  libertad, pero mis condiciones son distintas.  Recordando las reuniones con mi familia llegamos a comentar que a nosotros si nos gusta vivir y disfrutar, cuestionando (y juzgando) a quien quiere hacer cambios en su vida. ¿Cómo tolerar el esfuerzo, dolor y frustración de estar pensando y observando que comer? ¿Qué es sano y que quizás no me conviene? ¿Por qué angustiarme? Me siento bien así como estoy. Solo es agotamiento, una mala racha. Yo puedo cambiar cuando lo vea necesario y tenga tiempo, está semana ya me aplicaré, solo es cuestión de disciplina decisión. 

Ha pasado un mes y creo que necesito ayuda. En las reuniones del trabajo y familia no me siento parte. Me encuentro rebasado, con malestar en el cuerpo, y una sensación de presión en el pecho, vacío en el estómago y miedo por el futuro. Siento que me he perdido a mi mismo y no sé cómo encontrarme. Ojalá alguien me pudiera entender y ayudar. Hay mucha gente a mi alrededor, quiero darles lo que necesitan de mí pero no me siento fuerte como para corresponder sus expectativas, eso me genera enojo y constantemente estoy irritado o triste. Me siento solo, encerrado en mi mismo. ¿Esto en realidad es lo que se conoce como ansiedad? 

A raíz de mi aumento de peso, constantemente escucho opiniones sobre mi forma de comer, mi cuerpo y mi imagen por parte de mi familia y las personas a mi alrededor. ¿Cómo se les ocurre cuando ellos eran los que me decían que comiera y disfrutara? ¿Por qué opinan cuando no les pregunto que piensan? Después de escuchar, estoy a la defensiva, con nada me siento conforme y me dan más ganas de comer por demostrarles que no es cierto. Quiero llevarles la contraria.  Me siento muy mal después de haber subido tanto de peso y no recuerdo en que momento comenzó.

Es muy doloroso contener esto en mi mente  o ponerlo en palabras. Salí a pensar y encontré un lugar que me llamo la atención. Comí mucho y me quise distraer pero ahora me siento culpable.  Me vi al espejo y no me gusto nada lo que ví, sentí enojo y tristeza. Evitaré los espejos de ahora en adelante. Lo peor es que me da vergüenza decir lo que me pasa y no sé cómo llegué aquí. Que difícil será renunciar a todo esto, reconocer aspectos de mi personalidad que no me gustan.

¿Habrá algo en mi que no alcanzo a distinguir y necesito ayuda? ¿Me cuesta trabajo poner límites? 

He identificado que siempre me dejo a mi al último y primero están las necesidades de los demás. Ya es momento de pedir ayuda aunque no se que es lo que necesito. No puedo dormir y a veces quisiera correr y gritar. Mantener la calma es imposible. Necesito salir a distraerme. Quise hacer ejercicio y me dolió mucho el cuerpo, me cansé muy rápido y terminé odiándolo. El ejercicio no es para mí, no me gusta por qué duele. Si tuviera un cuerpo como los atletas seguramente me gustaría por qué sería sencillo, pero así no. El ejercicio y yo no nos llevamos.

Hoy conocí a alguien que luce distinto, es un conocido de hace tiempo y lo encuentro diferente. Bajo un poco de peso pero hay algo más. Luce feliz y tranquilo. ¿Que es lo que habrá hecho? Me anime a acercarme y saludar. Le dije que lo veía muy bien, mucho mejor que la última vez que hablamos. Me respondió que se sentía diferente, que se había tomado un tiempo para reflexionar y conocerse mejor. Inmediatamente le dije que me dijera con quién fue o que libro leyó. 

¿Quién le había quitado todo ese peso de encima? Solo sonrió y me dijo que el mismo lo había hecho, pero con ayuda de alguien más.  Me sorprendió su respuesta y me causo curiosidad. Me anime a seguir preguntando, pues no podía quedarme con esa duda. 

Me dio un número y me dijo:
" Mira, este es un tratamiento que consta de una sola cosa: asistir y animarte a hablar. A decir lo que se te atraviese por la mente y continuar hablando y escuchando. No es magia, pero verás que después de un tiempo te sentirás distinto y mucho mejor. Un día solo te levantarás y te darás cuenta que te sientes mucho más fuerte y tranquilo. 
Afuera nada cambia, pero por dentro, ahí es donde sentirás los cambios. Dolerán un par de momentos, pero tendrás una perspectiva diferente de quién eres y de tu vida, y eso te ayudara a tomar un camino distinto. Ciertas situaciones se dejarán de repetir y te sentirás más cuidadoso y responsable de ti mismo, incluso de tu alimentación. Lleva tiempo, paciencia y esfuerzo pero verás que ese trabajo contigo mismo, rendirá frutos."

Cuando vi el número, vi que era el número de un psicoterapeuta. Creo que le realizaré una llamada. 

Después de mi primera sesión, tengo sentimientos encontrados, me siento más ligero. Me voy con más preguntas que respuestas, sin embargo, tengo un rumbo más claro de a dónde quiero ir. Con más esperanza y anhelo. 

Sé que el camino al cambio no será sencillo sin embargo estoy decidido a comenzar. Quiero aprender a ser independiente, sentirme libre. Entiendo que mi angustia y ansiedad no desaparecerán, pero podré entender dónde vienen y hacerme cargo de eso. Empiezo a comprender que no importa si subo o bajo de peso, si aparentemente me veo mejor o si luzco bien, si no hago un cambio interno y abrazo mi soledad, escucho lo que tiene que decir mi depresión constantemente repetiré ciertas conducta. También siento que ahora será diferente ya que el cambio esta en mi y no la responsabilidad de alguien más. 

Estoy decidido a salvarme. 


Especialista

Rogelio Germán

Psicólogo

Psicoterapeuta con orientación psicoanalítica, tiene el objetivo de proponer una forma de trabajo donde las personas puedan generar un contacto con su parte inconsciente y logren conocerse más, para generar un cambio en su forma de relacionarse con ellos mismos, con su entorno y responsabilizarse de sus emociones.

L.P. Rogelio Germán 29 julio, 2022
Compartir
Archivar