Prevenir para no lamentar
3 diciembre, 2021 por
L.P. Griselda Camacho
La Organización Mundial de la Salud, define a la SALUD como un estado de completo bienestar físico, mental y social. También hace énfasis en que no es ausencia de enfermedad, esto último resalta la importancia de la prevención temprana de las enfermedades para evitarlas y dependiendo del estado actual de la salud de la persona es la manera de proceder con sus cuidados. Pues existen tres niveles de prevención. A continuación, hago un resumen breve de cada uno de ellos y ejemplificando desde la salud nutrimental. 

 Prevención primaria: 
Objetivo: Disminuir la probabilidad de adquirir o desarrollar enfermedades o afecciones.

Desde el área de nutrición cumpliríamos con una prevención primaria al tomar las medidas necesarias para mejorar hábitos alimenticios. Ejemplo de ello, sería una persona que sabe que su abuelo paterno presenta complicaciones por diabetes y le preocupa desarrollar tal enfermedad, al usar esto como motivante comenzará a tomar acciones tales como: bajar ingesta de alimentos altos en carbohidratos, ejercicio constante, aumentar cantidad de verduras, mantenerse hidratado, dar variedad a la dieta, porciones adecuadas a requerimientos propios, recurrir con una especialista en nutrición para recibir asesoría y educación nutrimental.


 Prevención secundaria: 
Objetivo: Identificar y diagnosticar tempranamente una enfermedad, para frenar el posible deterioro que pueda generar tal o incluso revertirla.

Ejemplo de esto, sería una persona que se practica anualmente un chequeo médico y al arrojar una medición en presión arterial elevada, inicie junto con su médico una serie de monitorizaciones diarias, y al ver efectivamente una alteración, diagnosticar tempranamente e iniciar tratamiento de hipertensión arterial.

 Prevención terciaria: 
Objetivo: Cuando ya hay una enfermedad presente y diagnosticada, asegurar que se cuente con el tratamiento adecuado y  frenar posibles complicaciones. 

Siguiendo con el paciente hipertenso del ejemplo anterior, en éste nivel terciario de prevención; iniciaría un control y seguimiento junto con su médico, para monitorear la evolución de su presión arterial; aquí paralelamente se tomarían acciones en su alimentación, donde el paciente al querer eludir posibles secuelas de su ya diagnosticada hipertensión, necesitará esforzarse para cambiar su estilo de vida, como ejemplo de ello tendría que disminuir consumo de sal, practicar actividad física frecuente y adecuada, procurar un peso saludable, bajar consumo alcohol; para asegurar que su calidad de vida sea óptima y no se vea mermada por complicaciones asociadas a un mal cuidado de su presión arterial.  


 Conclusiones: 
Cómo podrás darte cuenta, lo ideal sería poder priorizar la prevención primaria donde la promoción a la salud es el principal objetivo, esto es fortalecer factores protectores para salvaguardar la salud. Dentro de todos los niveles de prevención es importante que las personas estemos en contacto con nuestras sensaciones, necesidades y preocupaciones para responsabilizarnos de nuestro autocuidado. 

Te invito a reflexionar sobre tu estado actual de salud:

¿Hace cuento acudiste a un chequeo general médico o con tu dentista? ¿Qué enfermedades hay o hubo en tu familia? ¿Tienes algún dolor crónico normalizado? Si tienes alguna enfermedad diagnosticada que requiere medicamento, ¿qué tan apegado estás a tu medicamento del 0 al 10? ¿Puedes hacer algo para mejorar tu actual calidad de vida?

Especialista

Griselda Camacho

Psicóloga

Licenciada en Psicóloga con experiencia clínica. Impulsora de la toma de conciencia. Busca a profundidad la relación entre las emociones y las tendencias de autocuidado o descuido hacia uno mismo, contemplando los hábitos de alimentación

L.P. Griselda Camacho 3 diciembre, 2021
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