¿Tienes una relación sana con el ejercicio?
1 marzo, 2024 por
L.P. Griselda Camacho
Este texto es una invitación para la reflexión personal, un espacio para darle lugar a la conciencia corporal y al hábito del ejercicio. Dirigido a tener un enfoque más consciente hacia el bienestar integral: un cruce entre la salud física y mental. A continuación se enlistan algunos puntos que te pueden dar seguridad de que te estás relacionando con el ejercicio de manera equilibrada y sana, que vas por buen camino fomentando una relación positiva con tu cuerpo, donde el ejercicio se convierte en un aliado no solo para la salud física, sino también para el bienestar emocional y mental


1.- Prestas atención a tu experiencia 

Llevar la atención a la experiencia y a las sensaciones durante el ejercicio implica estar consciente y presente en el momento, centrando la atención en lo que estás experimentando física y emocionalmente mientras te ejercitas. Esto se relaciona con la práctica de la atención plena o mindfulness durante la actividad física.


2.- Conciencia corporal

¿Logras escuchar las señales de tu cuerpo? Prestas atención a las sensaciones físicas mientras te ejercitas. Observas cómo se siente cada parte de tu cuerpo, desde los músculos hasta la respiración. 


3.- Postura y movimiento

Ser consciente de tu postura y la forma en que te mueves. Logras ajustar tu posición si es necesario para evitar tensiones innecesarias, incluso lesiones o mejorar la eficacia del ejercicio.


4.- Respiración consciente

Te enfocas en la respiración mientras te ejercitas. Identificas y guías tus inhalaciones y exhalaciones conscientemente, esto puede ayudar a mantenerte presente y a regular la intensidad del ejercicio, ya sea aumentar o disminuir.


5.- Reconoces sensaciones emocionales y pensamientos

Observas cambios en tu estado emocional durante el ejercicio. Reconoces cuando experimentas satisfacción, frustración, alegría o cualquier otra emoción. Reconoce estas emociones sin juzgarlas y logras hacer adecuaciones a tu ejercicio basado en ello, incluso si requieres una pausa para “tomar fuerza”, lo haces.


6.- Atención al entorno

Si te ejercitas al aire libre o en un gimnasio, tomas conciencia de tu entorno. Observa los sonidos, colores y olores a tu alrededor y eso le suma de manera positiva a tu actividad.


7.- Evitar distracciones

¿Logras desconectarte? Intentas minimizar distracciones, como el uso del teléfono o la televisión, que pueden alejarte de la experiencia del ejercicio. 


8.- Ajusta la intensidad 

Escuchar tus límites. Prestar atención a cómo responde tu cuerpo a la intensidad del ejercicio. Ajustar la intensidad según tus sensaciones y límites individuales es parte del autocuidado también.


9.- Disfruta del proceso

¿Te enfocas en el aquí y ahora? En lugar de preocuparte por los resultados futuros, disfruta del proceso, del camino de hacer ejercicio. Celebras cada paso y logro, por pequeño que sea.

Una relación positiva y sana con el ejercicio está vinculada a una mejor salud mental. Y si hay algo que te aleje de ese estado de equilibrio y genera más bien un malestar o pesar, la invitación es modificar la relación con el ejercicio, deconstruir el trato hacia tu cuerpo. 

Para brindarte un ejemplo de esto, imagina un deportista que sea sumamente autoexigente, pero que esa autoexigencia sea desmedida. Esto puede que le genere una insatisfacción constante, miedo a “fracasar” y viva en constante estrés y agotamiento. Eso estaría alejando a ese deportista de un estado de bienestar. Mantener una relación sana psicológicamente con el ejercicio es fundamental para el bienestar general y la salud integral.

Al practicar la atención plena durante el ejercicio puedes mejorar tu conexión mente-cuerpo, reducir el estrés y disfrutar más plenamente de la experiencia. Además, esto puede contribuir a una mayor conciencia de tus hábitos de ejercicio y motivarte a mantener una rutina más saludable.
L.P. Griselda Camacho 1 marzo, 2024
Compartir
Archivo

Leer el siguiente
Saber decir adiós...