¿Cómo influyen las emociones en el peso?
15 diciembre, 2023 por
L.P. Alejandra Duarte
¿Has sentido que todos los años te haces el mismo propósito de quitarte esos kilos de más que te hacen sentir incómodo y no te gustan? Pero por más métodos que pruebas, ejercicio que hagas, dietas y medicamentos,  ¿no alcanzas tu objetivo

Perder peso, como cualquier otra cosa en la vida requiere de mucha motivación, disciplina, constancia, metodología y conocimientos, pero si a pesar de todo esto no logras alcanzar tu meta es posiblemente porque las emociones están siendo dejadas de lado. El motivo más frecuente para ceñirse a un plan nutricional es la ansiedad, la cual se convierte en un factor determinante a la hora de querer perder peso. Cuando constantemente nos sentimos ansiosos o preocupados por diversas situaciones, nuestra mente se defiende liberando las hormonas de la ansiedad como adrenalina y cortisol las cuales muestran una barrera de cierto tipo para la pérdida de peso. 

Las emociones que tienen alguna dificultad en ser controladas generan de manera muy frecuente síntomas físicos. Uno de los efectos más habituales que llega a desatar la ansiedad es la sobre ingesta de comida, debido a que existen situaciones que nos sobrepasan generándonos mucho estrés y nerviosismo. Por ello,  tendemos a reemplazar y enfrentar esta situación por una sobre ingesta de alimentos lo cual ha llevado en muchos casos a personas que en poco tiempo han aumentado cuatro, cinco e incluso seis kilos a consecuencia de una situación de ansiedad.


Bueno, y ¿cuál es el problema? 

El problema es que, en estos momentos de estrés, no se diferencia la ansiedad del hambre y lo que supuestamente es hambre pasa a ser un hambre emocional que la antecede la ansiedad. El cual es uno de los elementos que es necesario trabajar para poder diferenciar estas dos situaciones y así evitar que un cuadro de ansiedad por una situación se convierta en un hecho de sobrepeso y obesidad.


Y a todo esto, ¿qué es el hambre emocional?

El hambre real es la que nos lleva a comer con la finalidad de cubrir necesidades fisiológicas que nos permiten realizar actividades, por otro lado, el hambre emocional es la que nos lleva a comer casi siempre para darnos placer, consuelo, o para quitar el aburrimiento. ¿Logras reconocerlo?

Hay que dejar en claro que el hambre emocional no tiene porqué ser mala, pero sí que puede serlo cuando no sabemos distinguirla y perdemos el control. Algunas veces esta hambre emocional no es tan clara en sus señales y llegamos a pensar que necesitamos comer cierta cantidad de alimentos cuando nuestros requerimientos de alimento ya están cubiertos. 


¿Cuándo aparece el hambre emocional?

Se caracteriza por aparecer en deshoras, por eso a veces se indica que está asociada a diversos factores como lo son nervios, estrés, aburrimiento e incluso momentos de felicidad y celebración en el ámbito social.

Hay que entender que la comida no solo es el medio por el cual obtenemos nutrientes, sino que desde que existimos se convierte en algo social, como lo es la relación de la comida con las festividades, el demostrar amor y formar uniones sociales. Esta relación de la comida con nuestras emociones está con nosotros en las buenas, pero también en las malas. Como por ejemplo, cuando usamos la comida como medio de consuelo sobre todo con emociones negativas como el estrés o frustración. La comida nos genera un confort y por eso no dudamos en calmar muchas veces la ansiedad con una sensación de satisfacción momentánea que puede ofrecer un gustito en la comida.

Con todo esto es importante poder distinguirla ya que esta hambre no nos lleva a una ingesta adecuada, pues por el contrario, nos distorsiona aquellas necesidades. Los mecanismos de recompensa en nuestro cerebro se activan frente a un alto consumo de alimentos dulces o salados ultra procesados, lo cual nos dificultará reconocer la saciedad debido a la sensación placentera que ocasiona el alimento conduciendo al no entendimiento de la sensación de saciedad. Esto, a su vez, puede conllevar a la formación de malos hábitos alimenticios que afecten a tu salud. 

Es importante aclarar que no existirá un momento en el que jamás comas de forma emocional. El problema no sólo es una ingesta excesiva de calorías sino que va más allá. El problema es el usar la comida para tapar un síntoma en vez de arreglar el problema, el cual no sólo es el hecho de comer de más. 

Cuando no identificamos que es lo que nos provoca esta hambre emocional no podemos trabajar en ello. Por eso es de suma importancia saber identificar qué es lo que detona el llevarnos a comer de cierta manera en lugar de sólo disimular el síntoma de forma momentánea. Si tú logras identificar que estas comiendo de forma emocional, también podrás entender qué te lo está generando y por qué te lo está generando. Así podrás atacar la raíz del problema. Es muy importante llevar acabo un trabajo de introspección el cual puede ser de la mano con un especialista de Terapia de Apoyo.
L.P. Alejandra Duarte 15 diciembre, 2023
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